viernes, 13 de mayo de 2016

Manuel Orta echa el resto cantando a Moyares

Texto: Noelia Baldrich / Fotos: Manuel Orta.







Lleva más de media vida encima de un escenario, tres décadas, y, echando cuentas, a disco por año. Hombre de camino, de paso firme y despacio, empezó a los seis años ganando un concurso de cante flamenco en su tierra, Los Palacios. El niño de Orta lo apodaron, como heredero de Salvador, El Abuelo, todo un personaje en el pueblo. Con el tiempo, el chiquillo saetero que llevaba el flamenco en los huesos, se convirtió en uno de Los Ruiseñores de Los Palacios. Dos discos con el grupo le bastaron para convencerse que podría Sólo forjar La Historia de un mito, atesoraba ya numerosos primeros premios. Un auténtico jilguero de Grandes Éxitos (1, 2, 3) que atraviesa diferentes generaciones celebrando el 20 y 25 Aniversario entre 50 Sevillanas de Oro, pasodobles, rumbas, milongas, coplas…, diferentes palos siempre con ese fondo flamenco. Su popularidad llegó con Corazón de Madera, disco de oro, tras vivir la Fantasía de un Loco Corazón. Borracho el palaciego de sumar álbumes cada año -A mi padre, Canta a Julio Iglesias- decide edificar Castillos de coraje para dar vida a un Corazón de Acero en tiempos de peteneras. Y aún Con los pasos cambiaos, no se cansa de luchar. Sus obras, de Toda una vida, quedan grabadas más allá del oro de sus discos por Alma y A mi madre. Es en los surcos de la solidaridad, “Así soy yo, Orta de ternura”, donde su fandango valiente siempre echa un capote a los más necesitados o a los niños con síndrome de Down. Obras en acción; furgonetas repletas alimentos, actos benéficos que el cura de Los Palacios agradece bendiciendo su sueño, una capilla en su finca para las celebraciones sagradas de la familia. Así que, este hombre que con Dios se acuesta y con él se levanta, que ya nos confesó Yo tengo un Dios, solo tiene un propósito: vivir en paz al compás de su cante. La música es su vida, Cantando, siempre cantando, con “Pasión y fuego”, haciendo dúo con Chiquitete, María Jiménez, India Martínez…, entonando por Rocío Jurado, Pantoja o Bambino. Peregrino andaluz, que recorrió toda España con “Voces y Aires”, incluso árabes con Salamakú, lleva consigo el áurea de hombre bueno, la inocencia de un crío que llora enseguida y es capaz de emocionarse 20 veces al día. Asegura que quien quiera dar con él se dirija a Los Palacios, del que es Hijo Predilecto. Hoy, pero, el ruiseñor ha volado hasta Barcelona para que la mata de su quejió agarre aquí de nuevo. A su vera el aire sabe a mil cosas pero sobre todo a Ecos del Rocío. Su último disco, ¿¡30!? nos saca a bailar una vez más por sevillanas y acabando la primera ya nos tiene encandiladas, Manuel Orta...Canta a Miguel Moyares (2016, Fods Records). Acabo de hacerles un paseíllo por la Real Maestranza de un cantaor que se ha convertido en un espada de las sevillanas. Un legendario maestro, una voz predilecta, que marca las diferencia con una estocada de arte, pellizco y talento. Ole, por tu valentía Manuel Orta, ciclón de tronío flamenco.





Verás Manuel que siendo un homre de fe, la entradita ha sido de la misa la mitad de tu trayectoria.
Me has matado. Lo has dicho todo, (se emociona). Ahora mismo no digo nada, has dicho cosas muy importantes de mi vida.

Treinta años en la música dan para contar y cantar mucho.
Treinta años no son nada, algo así dice el bolero, lo importante son momentos como este, que el corazón y la mente viven con tanta sensibilidad. Que sin conocerte, ni haberte visto nunca, consigas emocionarme escribiendo sobre mi vida… ni yo lo habría escrito tan bien.

(Silencio)

Perdóname que siga emocionado, pero es que me has pegado una estocada grande. Me has "partío".

Y cuando la vida parte a uno ¿a quién se agarra Manuel Orta?
¿Agarrarme? A quién me he agarrado yo siempre, a cualquiera, al más necesitado, al que está en la calle. Ahora mismo hemos estado con una muchacha italiana, que estaba tirada en la calle con el perro, y le hemos dado unas moneditas mientras ella seguía agarrada al animal. Me he quedado mirándola y me he acordado (se le hace un nudo en la garganta) cuando iba a buscar a personas así, tres veces por semana. Iba con un compañero a buscar a los que no tenían cama, a los que vivían en la oscuridad. Los llevaba a una escuela de vida, algunos me llamaban "Padre". Todos se querían venir conmigo. Venía sensible ya y escucharte… Te puedo decir que me han entrevistado los más grandes y tú me has clavado una estocada grandísima, no sabía que sabías tantas cosas que yo no quiero contar. Has dicho cosas que sabe muy poca gente.

¿Llevas esa cruz de palo tan especial?
Sí. Esta la hizo mi padre en la cama antes de morir. Es un palo, lo llevé al joyero y lo remató en oro. También está medalla de la Asociación Sed de Dios Vivo, con la que sigo colaborando llevando comida, etc. Y la Virgen del Roció, es un premio de Almensilla, me lo entregó César de los Morancos.

¿Y esa pulsera de guitarra tan original?
Me la regalaron en un concierto. Llevo también (saca del bolsillo) una medalla que me hicieron una gente del Rocío.

¿Es tu amuleto?
Es uno de ellos. Mis amuletos los tengo prestados a personas enfermas y a gente con problemas gordos. Tengo prestado el “clavito del Señor” y un Cristo bendecido por el Papa.

Te hiciste con él gracias a una periodista poco avezada.
Ja, ja. Fue en un programa del Canal Sur, una presentadora que me puso nervioso porque me cortó dos veces en la entrevista y me sentí mal. Acabé muy angustiado y me fui hacer una revisión a ver qué me pasaba. Me tomaron la tensión y la doctora, Ana, me dijo: “Manuel coge esto, estuve con mi madre viendo al Papa y te lo regalo”. Y esa noche acabamos con todos los médicos a la hora de cenar, abriendo sus tuppers -cada uno traía lo suyo-, y ahí estrené yo las sevillanas El Hospital.

¿La Biblia siempre en la maleta?
Perdona, tú vives en casa y no me he dado cuenta (risas). En este viaje no la he traído porque la maleta es muy pequeña y como no facturaba, pero mi oración no falla nunca.

¿Qué le pides?
Tengo una capilla en donde le doy gracias, y pido ahora que tengo un hermano enfermo, el mayor. Y por la familia. El Cristo que tengo prestado lo he dejado a un señor que me contrató para la Feria de Mairena. Ese mismo día me dijo que tenía a su madre muy enferma y le di el amuleto, pero para que me lo devuelva. Fue el que me dio la pulsera.

El niño de Orta, saetero de Los Palacios, cantando a la voz de la saeta en Sevilla, Pepe El Perejil, menuda faena.
Es un himno de lo que es una saeta en Sevilla: un balcón una voz desgarrada y dedicada a un hombre como era Pepe, muy amigo mío, y Dios se lo llevó porque quiere lo bueno. Miguel Moyares me lo propuso y dije “¡hombre!”. Fíjate que poner este tema nuevo, de un palo poco oportuno para abrir el disco, con todos los temas de Moyares, deja ver mi rebeldía y mi mentalidad. Lo pusimos y ha encantado. Me ha llamado su mujer, sus hijos diciéndome tantos piropos bonitos, y Sevilla entera.

Sus saetas se deben añorar en El Quitapesares, taberna que regentaba en Sevilla.
Sí, el otro día estuvimos en Sevilla pero estaba cerrado.

¿Manuel Orta ha echado el resto en este disco para dedicárselo al gran Miguel Moyares?
Este disco es un reconocimiento a Miguel Moyares es una manera de decirle “Gracias”, además, de darle un abrazo.

Y Moyares te dedica unas bonitas palabras. En ti ha encontrado “esa gran actitud de los grandes artistas para siempre hacer las cosas bien hechas”.
Repaso muchas veces los temas y cuando veo que puedo hacerlo mío es cuando decido incluirlo en el disco. Miguel tiene ¡una facilidad en la pluma! Yo también compongo, y me dicen que lo hago muy bien, pero seré tan humilde que pienso que hay gente que compone mucho mejor que yo, y me paro. Miguel me tararea un tema y se lo cojo. Lo importante es estar aquí, que la gente te diga cosas bonitas, eso te llena de satisfacción y te da fuerzas para seguir luchando.

Incluyes grandes temas de toda una vida, ¿con los años se lidian de otra manera?
Claro, varía mucho. Con los años le sacas otros matices, nuevos totalmente, pero nuevos, nuevos. Así soy yo. Me gusta la música, vivo por la música, lo es todo para mí. Es la que me da lo que tengo, y de comer, y de seguir en la carretera sin dormir y sin comer, aunque hoy he comido muy bien.

Te gusta el vino, aprovechando que cantas Borracho.
Una copita, cae muy bien...,cuando hay que bebérsela, hay que bebérsela. Y dos, también, lo que pasa es que entonces viene la tercera y a la cuarta va la vencida (risas).

¿Y has frecuentado las malas compañías, como el tabaco?
Yo es que no he fumado, yo no sé de dónde Miguel ha sacado el tema En lo bueno y en lo malo dedicado al cigarro. Le canto al tabaco y parece que le esté cantando a un amor que me está matando.

Para empezar un amor nada mejor que sacar a una mujer a bailar sevillanas.

Sevillanas mías como Voy a sacarla a bailar, La puerta la tienes abierta o Llévatela y ahora ha venido Tribilitrán, que es una apuesta entre dos amigos diciendo “te apuesto a lo que tú quieras que la saco a bailar y acabando la primera ya la tengo enamorá”.

¿Funciona?
Me ha pasado con Ana. Me la presentó un amigo, la vi bailar y dije: “Esta niña es para mí”. Baila muy bien.

“Dice el doctor que el corazón no duele”, ¿tú qué dices, Manuel?
(Se arranca a cantar) 
“Y a mí me duele el corazón de querer a quién no me quiere, y a mí me duele de amor. Se me cruzó en mi camino, maldito sea mi destino que me dio para tanto amarla. Tabernero echa más vino a ver si puedo olvidarla. Que no me gusta el vino, que no, que no, pasito a paso, sorbito a sorbo, pero maldita sea para que bebo para olvidarla si yo me muero por ella.”

Entonces, el corazón duele.
Mi corazón es el de un niño, me pega pellizcos a veces y me dice: “Manuel tienes que hacerte más duro, que te abres mucho y enseguida te conocen”. Pero digo “qué le hago yo, si yo soy así”. Tengo un fandango que dice: “A mí me dice mi corazón que no tengo que ser tan bueno, a mí me dice mi corazón. Yo lo escucho y me resisto, y mi corazón se queja y hasta me pega pellizcos”.





Títulos de tus canciones a ver que te sugieren, ¿te parece?
Vámonos.

La fuente de tu inspiración...
Esa persona con la que me levanto y me acuesto, como es Ana. No paro de decirle piropos. “Es la fuente de inspiración mi vida”.

Menos mal que me desperté
Esta noche me quedé dormido enseguida porque estaba reventado, ja, ja. Esa es una sevillana bonita donde hay una tertulia en una taberna en vísperas del Rocío, siendo tan rociero y devoto de la Virgen, que se te mete en la cabeza que el Rocío se ha acabado y te despiertas diciendo: “La leche, menos mal que es un sueño esto” (Se arranca marcando el compás con los nudillos en la mesa) “Y a tu puerta no llegaba más que quise correr, y a tu puerta no llegaba, menos mal que me desperté y tan solo lo soñaba”.

En lo bueno y en lo malo… ¿quién siempre está A tu vera?
Mis hijas están siempre conmigo en lo bueno y en lo malo, y ahora mismo esta mujer (mira a Ana). Ella me trae por las mañanas el limón calentito con miel y después me dice: “Mi amor me quedo un ratito más contigo para darte más calor y te hago una tostada con mermelada…” (risas de complicidad).

Mucha complicidad con tus seis nietos.
Sí, mis nietos: Eduardo, mi Lucía, Carmen, Daniela, Manuel y Antonio Manuel.

Con tres hijas, por cierto, muy guapas, ¿cómo canta uno a El Maltrato?
El primero que cantó al maltrato fui yo, echa para atrás y mira la fecha. Fue con una sevillana: “No es de hombre bien nacido el hombre quien le pega a una mujer, ni buen padre, ni buen hijo que su madre fue mujer y ella es quién lo ha parido…” Luego vino otra que trataba de dos consuegros hablando, Por defender a una hija: “Esa que va ser tu nuera es el ojito derecho de su padre y de su madre y la quiero más que a mi vida y esa no me la toca nadie”.

Quien te trata muy bien es el respetable, Mi Público.
No te lo imaginas. Mi público para mí es todo. Es el que me da la fuerza para seguir para adelante. Me da tantas cosas. Ahora que hemos estado en Estepona, en Huelva, en Jerez, me tiraban de la manga, no me dejaban cantar en la Feria de Abril, en Mairena, en donde hemos ido ha sido… Cuando veo cómo me quieren pienso que el día que no me quieran, no sé, no sé lo que haría. Mi público es todo para mí. Dice: “Hoy quiero yo dedicar todos los sueños que se hicieron realidad, todos los años que estuve luchando para que estuviese mi voz a tu lado, poder cantarte en este escenario y regalarte mi aplauso, a ti mi público… Hoy quiero dedicar al público que tengo en este día la voz de mi cantar …también te hago dueño vente conmigo si quieres viajar”.

La carretera
Hay una sevillana dedicada a la carretera que es preciosa. “Despacito y buena letra párate un poco a pensar, planta los pies en el suelo que antes no vas a llegar por ir más ligero”, Las manos al volante.

No juegues con la vida
No juegues con la vida que te puede ganar, que te crees que eres todo y en un momento estás en el suelo. Hay otra sevillana Lucha por la vida que es un mensaje para la juventud, es de un autor que me hizo el fandango y pusimos una música bonita con Felipe León.

Lo mejor de tu vida
Me lo he llevado yo (risas). Lo mejor de mi vida, si te fijas la mayoría de temas de Julio Iglesias eran de Manuel Alejandro y este tema también… “Tu experiencia primera me lo he llevado yo…” Es un amor primero y en este caso lo mejor de Ana creo que me lo llevado yo (risas).



Miles de recuerdos
Yo un día le canté a eso, a miles de recuerdos míos. Hay tantos… de mi niñez, en la calle donde vivía había tres panaderías, olía en Navidad a polvorón y en Semana Santa a torrijas… Donde yo le quitaba las llaves del delantal de mi madre, abría el portal y me registraba la chaqueta y me regañaba… Jugando a la pelota con los amigos y comiendo tortas…

Tengo miedo…
A que se acabe esto, que mi gente, mi público no me quiera. Si dijera tantas cosas que me dan miedo… Pero el miedo más grande que no me quieran como me quiere hoy la gente. Mi público es lo más grande que tengo, los que vienen a mi concierto, los que pagan una entrada… Tengo miedo que eso se acabe. Escuché a Valderrama el otro día y es verdad que uno -el cantante- no se retira, se muere.

















Voy a morir cantando...
Exactamente. Si a pesar de los años sigues enamorado de la música y ves como te quiere todo el mundo, puedes cuidarte para seguir hasta que venga el de arriba y diga “vámonos, tienes que cantar allá arriba”.

Así soy yoComo Orta que me llamo...
Tú has empezando diciendo como soy yo, así soy, soy el más sencillo del mundo.

¿Acabamos con un fandango valiente?
Muy bien (Se arranca): “Le eché de comer a un perro callejero, yo le eché de comer y, arrastrándose por el suelo, a mis manos vino a lamer. No he visto perro más bueno”. 
(Y continua cantando en bajito un fandango improvisado) “A media voz no puedo cantar, que tengo que cantar en mi tono, sino no puedo respirar. Me ha dicho Toni que no cante fuerte porque me van a escuchar, la entrevista la vamos a dejar a medias pero a fuera ahora te voy a cantar”.

Ahora me has partió tú, maestro.