viernes, 28 de octubre de 2022

 “Moraima”, el disco imperfectamente
 perfecto de Andrés Suárez



Andrés Suárez presenta su trabajo Moraima, un disco grabado en directo que sorprende,  innovador y nada convencional. Viene con DVD y un documental. 


 “Soy fruto de un cuento que escribió mi padre, mi madre lo cantó. Llevo con la voz un acento de sal. Fui con la guitarra hasta Madrid. Nunca me ha faltado nada en el amor. Mis canciones han viajado más que yo. Tengo 26 años y a vivir”. Así podría presentarse este cantautor gallego, con unos años de más, que Vuelve para presentarnos su quinto e impactante trabajo discográfico. Hace un año, (320 días), para ser más precisos,  este intérprete de sensibilidad marinera no podía imaginar que celebraría su aniversario y una década sobre los escenarios, con el más  directo de sus discos, regalando al público una joya discográfica: un CD con lo mejor de su repertorio y tres temas nuevos, un DVD y un documental, todo un derroche de arte, de talento natural difícil de nombrar.  Podía llamarse Benijo, por recordar aquel encuentro furtivo en la playa, pero esta vez el poeta del Ferrol que lleva en su piel agua y arena de Pantin quería ir más allá, evocar sensualidad, magnetismo, misterio. Así suena Moraima.  Un álbum innovador, arriesgado, insólito, de una exquisitez  pluscuamperfecta.  Un marea musical para demostrar que hay Maneras de romper una ola melódica, que cuando Vuelve la Marea creativa este cantautor se sube a la cresta de la ola compositiva y es  capaz  de surcar nuevos paisajes para tocarnos la piel. De hecho el ya había cruzado Piedras y Charcos hasta Cuba para cantar y Perdón por los Bailes junto a Pablo Milanés, así que se dijo: Esta vez si puedes desafiar el compás de los locos. No es un acorde de paso sino 14 Números cardinales, uno más en vídeo,  goteando notas de felicidad, canta hasta la canción que juró jamás hacer. Temas, hijos del amor más puro. Letras que son como Seis caricias que navegan por las seis cuerdas de una guitarra, la voz de un piano, el vibrato de un fliscornio,  el bello timbre de una viola o el golpeo de la percusión, entre una excelsa orquesta. Un vendaval de cadencias tristes, alegres, sensuales o eufóricas, finales silenciosos o grandiosos, música in-crescendo o música in-diminuendo, el malecón de sentimientos de un gallego que se enamoró viendo bulerías. El mismo lo confiesa: “rodeado de bahía vi a la mujer más hermosa del mundo y La vi bailar flamenco y voy a contar nuestra historia porque aunque No te quiero tanto, Aún te recuerdo”. Así fue como este medio loco de amor se atrevió con esta imaginativa e impactante obra que se le ha ido de las manos incluso con sonidos americanos y cantando la historia de Rosa y Manuel. Ya lo decía “si quieres” “te hablaré de todo”, como hacía tocando en Libertad 8 El sitio de mi recreo aunque fuera de Antonio Vega. Después de tanto carnaval sonoro y sentimental Necesitaba un vals para olvidarte y cerrar el disco. Y ahora nos lo trae, está De ida a Barcelona para descubrirnos el enigma de Moraima que tan bien ha producido Alfonso Pérez y mezclado Peter Walsh. Le preguntaremos por todo, aunque sabemos bastante incluso que calza Más de un 36 pero queremos oir el salitre de su voz, el oleaje de sus acordes. El disco sale a la venta este próximo 16 de abril y está de aniversario. ¡Felicidades Andrés Suárez! 


Acompañan a Andrés Suarez una banda perfectamente orquestada de once virtuosos músicos que cabalgan por imaginativos paisajes estilísticos bajo la batuta del productor Alfónso Pérez.


Buscando Moraima he encontrado: “Es mente de pensamiento desbordado. Se expresa como pensador inspirado que eleva las ideas y hace de cada idealización una realización”. ¿Qué es para ti Moraima?

El nombre para mí es una connotación clarísima al norte, completo y absoluto. Es curioso siempre tengo un título para mis trabajos, ocurrió en los anteriores discos, pero con este no tenía ni idea. Los de EMI me pasaron el disco, lo escuché llorando en casa y… ¡Moraima! me salió como un grito a la ventana donde daba el mar de niño. Me parece una palabra gallega aunque no lo sea. Lo defino como lo único que sé hacer y quiero hacer en la vida y un equilibrio entre el mar y la música. No he dejado nunca esa playa de la infancia, no ha dejado nunca mi casa aún haciendo quilómetros y creo que Moraima es el resumen de mis 12 años de escenario, es un punto y a parte en mi vida, no sé si en mi carrera, pero en mi vida, sí. Es el disco que he soñado siempre. 

Un sueño hecho realidad fuera de tópicos, sorprendente, sobrecogedor de gran lirismo y dramatismo del que tú mismo has dicho: “Se descubre algo nuevo en cada escucha”, ¿qué?

Es curioso porque Alfonso Pérez el productor es la persona que mejor entiende mi música, mis canciones mejor que yo. Alfonso es capaz de tocar un tema mío sin haberlo escuchado nunca porque dice que lo intuye. Es increíble su manera de producir: ¡quitando! Yo pensaba que un disco es aquel que tiene y tiene, ese que se llena, mete guitarras, baterías, violines… y llena ¿no? Esos discos casi filarmónicos que uno apreta el play y suena todo perfecto. Y con todos mis respetos me dan ya hasta miedo, donde todo es tan perfecto, ¡tiembla! Alfonso quita, usando el aire, usando el espacio. Un tema con una banda de 12 músicos quita una guitarra, quita un tambor, etc. y de repente todo queda al aire. Queda una guitarra, un bajo y una batería y es ahí donde cada vez que lo escuchas aprecias nuevas cosas,  porque la música tiene espacio, se descubren cosas en los silencios. Y de hecho los discos como Moraima me parecen un acierto porque son muy reales al ser en directo. La gente que lo escuchaba me decía: “¡está vivo!”. ¡Claro! Tocábamos sin apenas distancia con el público. Estábamos riendo, llorando, me tiraba al suelo, abrazaba a mis músicos, suenan mis  pulseras y collares, o hay desafinaciones. Quería que el disco fuera imperfectamente perfecto. En un estudio se miente muy fácil, todo suena bien, todo se afina, se arregla se coloca en ordenador. En un directo si suena mal, sonó mal para siempre. Y lo que hay en Moraima es lo que sonó el 20 y 21 de diciembre de 2012.


Números Cardinales es el primer single del disco,  compuesto por 14 cortes, uno más en vídeo. Un recorrido por lo más sentido de su repertorio y tres temas nuevos.


Un trabajo muy arriesgado, increíble como suena 6 caricias. 

Sí, se trata de hacer algo distinto. Últimamente descubro en esto de la promoción y los viajes que dices que eres cantautor y es algo casi peyorativo, ofensivo, se le tiene mala estima. Un cantautor es un tipo que hace su música y su letra, sus composiciones. Roberto Iniesta de Extremoduro es cantautor, Glen Hansard, Ivan Ferreiro, artistas que hacen dar saltos en un pabellón de deportes. Entonces cuando yo decía: cantautor de un disco, decían ¡uf! que coña… Nos imaginamos un tío con ojeras, fumando un Ducados y un Whisky doble en un bar oscuro, maldiciendo la vida. Me parece que debería respetarse más la connotación de cantautor por lo que ha hecho social, política, musicalmente. Lo reivindico haciendo temas como 6 caricias. ¿Porqué no hacer pop, rock, indie, blues, folk lo que sea -la etiqueta pienso que solo resta, no suma- haciendo música? Este corte es un grito a una nueva forma de hacer, sin etiquetas. No sé que estilo es 6 caricias o si los músicos cuando gritan hacen heavy. ¡Hacemos música!

Los cantautores sois artesanos de la canción.

Creo que este término es más acertado que artista. Yo hago cosas con las manos tocando o escribiendo.

14 Números Cardinales + 1, ¿lo mejor de tu repertorio?

No sé si lo mejor, yo elegí las que más emocionan: el aplauso puede ser mentira pero la mirada nunca. Hay determinadas canciones donde el público pone muecas, hace gestos y son esos los temas que van en el disco. Los eligieron sus expresiones.

¿Cuál es la joya de tanta corona?

Parece una respuesta típica pero no hay una por encima de la otra porque todas son muy sinceras, forman parte de mi vida, son recuerdos, historias reales. Me gusta mucho últimamente cantar Necesitaba un vals para olvidarte, cierra una etapa muy gris y oscura de mi vida, celebro esa nueva luz que viene ahora. Las canciones sinceras son aquellas que escribes en el mantel de un restaurante del tirón ¿sabes? Decía Sabina que había que saber follar con las musas y tiene toda la razón, a veces, no puedes hacer una canción en tres meses, no te sale una letra, y en una noche reventado después de un concierto haces 10 canciones seguidas. Necesitaba un vals me salió en una servilleta de un tirón llorando.

Bendita esa musa que te inspiró, aunque fuese un mal trago.

Gracias. Todo lo que rodea este trabajo, que es maravilloso, es inestabilidad. De repente estás tres meses en casa y luego estás tres meses o diez de gira en hoteles. A veces estás sin escribir tres meses y luego no paras de componer. Es todo una locura mágica.

En uno de tus temas escribes: “La que hizo en la guitarra marcas que hacen cicatriz”. ¿La guitarra llora mejor cuándo a uno le ahogan las penas?

La guitarra sufre como yo. Mi guitarra no tiene nombre pero somos pareja, dormimos juntos.

¿Qué lado ocupa de la cama?

Duerme en la izquierda, en la izquierda. Tiene cicatrices como yo. De hecho está llena de arañazos, golpes. Son heridas, recuerdos, malos algunos, pero un recuerdo malo es un aprendizaje, eso es fantástico ¿no? Sí, la guitarra acompaña la voz sufriendo o riendo, como sea.

¿La música te condena o te salva?

Siempre me salva. La música nunca me ha hecho daño, nunca. Pienso que con más música el mundo sería otra cosa.

Lo grabasteis el 20 y 21 de diciembre y dices que  “todo con Moraima son señales, y todas buenas”. La promoción oficial empezó en tu tierra.

Sí, y nada está programado, te lo juro.

¿Crees en Dios?

No

El cantautor gallego ha iniciado su gira con muy buenas vibraciones y  con sold out. Tiene previsto tocar en las principales ciudades. En Barcelona actuará el 3 de mayo en el Fnac de L'Ila Diagonal 

¿Meigas haberlas haylas?

Sí, llevo mis protectores. El disco se grabó entre el 20, Día Internacional de la Felicidad, día familiarmente muy especial para mí  y el 21.

Y el 21-12-12 Fin del Mundo y el inicio de una nueva era, según los Maya.

Pues para mí lo fue. Debo ser Maya no Celta, entonces.

Estás rodeado de buen Karma.

Me está cambiando este disco la vida para bien. Pero no hablo de lo que la gente piensa –estás con un discográfica y disfrutas de ciertos lujos- ¡no, por favor! Me están ocurriendo cosas fantásticas debido al calor y el cariño de la gente y al buen KARMA, de todas estas ¿coincidencias? no planeadas.

En Tengo 26 nos descubres tu infancia feliz junto a tu familia.

Sí, muy feliz y ese día 20, Día de la Familia, se agotaron todas las entradas para Joy Eslava, en semana y media. Y te sorprendes. La discográfica planea sacarlo el 16 de abril y resulta que es mi cumpleaños y no se lo creían. Creo que con Moraima hay una serie de alineaciones que sucedieron ahí arriba y que están haciendo que todo sea fantástico en lo personal.

Déjame que te dé otra señal. Dices: “guardé tanto el amor que se hizo primavera”.  Carlos Cano cantaba: “Abril para vivir, abril para cantar, abril para encontrar un nuevo amor”.

Ojalá, a ver si aparece otra nueva musa.

Tocaste el 12 de abril en el Teatre Juventut de L’Hospitalet, dentro del Festival Barnasants con todas las entradas vendidas y con sorpresas?

Presenté un formato al que llamo “Trío Moraima”, por ponerle un nombre. Nunca he visto en un escenario, y teniendo el nivel de músicos que tengo -la mejor banda posible- en un escenario 15 instrumentos y tres personas tocándolos. El batería es el único que conozco que toca la batería y el bajo con el pié, Andrés Litwin, coros a la vez, piano y guitarra. Marino Saiz, violinista, tocó guitarra, piano, viola, violín y coros y yo toqué piano, guitarra eléctrica, percusión. Hicimos todo en directo y hay momento que sonamos a banda de rock y el público lo agradeció. No creo en el estancamiento, sino en la evolución. Hay que premiar a la gente que lleva diez años viéndote con cosas nuevas.

Novedoso fue cruzar el charco para cantar con Pablo Milanés en Cuba. Uno de tus sueños.

Fue un antes y un después. Pablo lo escuchaba en la barriga de mi madre. Y aprovecho para destacar su calidad humana: con más de 50 años en la música, te escucha, le gustas y te dice: “ven que yo canto contigo”. Eso no lo hace casi nadie. Y dice mucho y muy bien de alguien que está de vuelta y decide ayudar a uno que está de ida como yo. Ojalá cuando lleve tanto tiempo en la música ayude a otros que cogen una guitarra y no saben por donde tirar. Bendito Pablo Milanés.

¿Con quién te gustaría ahora compartir escenario?

Con Glen Hansard, ahora que con Moraima  los sueños se cumplen. Es un tío irlandés que tocaba en la calle, a los 13 años, por dos o tres euros. A día de hoy tiene un Oscar, hace sold out en cada concierto desde hace tres años en todo el mundo, hace lo que él quiere, sigue siendo fiel así mismo, se pasa cuatros horas saludando a su público en los conciertos. Es un ejemplo vital y musical para mí. ¡Ojalá pueda conocerlo para darle un abrazo!


De promoción en la Ciudad Condal, Andrés Suárez se muestra orgulloso y feliz por la repercusión que está teniendo Moraima 


 Hansard canta en inglés.

Si canto con él, estudio inglés, ja, ja.

Has tocado ya en Edimburgo.

Sí, ya he estado pero una de mis metas es visitar cada pueblo celta, mis orígenes, pero con la promo y la gira no tengo tiempo, pero lo voy hacer y traerme una guitarra de cada sitio, es un proyecto personal

Se te presentan unos meses de muchos conciertos.

Si llevo 12 años tocando, llevo ocho queriendo hacer este disco, porque aprendí, mejor dicho, aprendo a tocar en escenarios a poca distancia. La educación que recibí es la de los bares que me dejaron tocar. Quiero currar todos los días, quiero devolverle a la gente el cariño que me está dando. A comienzos del próximo año espero cruzar el charco y visitar Argentina y otros países. Me levanto por la mañana y mi trabajo es hablar de mi disco, cantar y viajar, que lo amo. Eso no es trabajo ¡es un regalo! ¡Vamos a presentar Moraima al mundo!

Un trabajo que por la calidad de los músicos y por nombres como el de Peter Walsh se presenta solo.

Me parece un referente mundial, ha trabajo con Steve Wonder, Madonna, Peter Gabriel, Miguel Bosé, Alejandro Sanz… Estaba en la mesa de sonido y me temblaban las piernas.

Dices que hay un sentimiento que recorre todo el trabajo, ¿el desamor?

Puede ser. Utilizo mis canciones para evadirme y salir a flote y para abrir otra puerta, mi música es terapia para mí. La gente se siente identificada con mis canciones. Es cierto que he salido de un desamor pero ¿a quién no lo han dejado?, ¿quién no se ha desenamorado?, ¿quién no se ha envuelto en otra piel? Creo que escribo a lo humano. Es cierto que es muy autobiográfico, pero me encanta que en mis conciertos canten o lloren, síntoma que compartimos el dolor o la soledad y eso es precioso. Me encantaría cantarle ahora  al amor, estoy viviendo una de las etapas más felices de mi vida pero dicen que si lo buscas es peor. Me dijo mi madre un día: “hay que dejarse querer”. Yo me dejo querer. Tampoco creo que tenga tiempo la mujer con la gira que viene, ja, ja pero bueno estoy encantado. 

Un deseo que se pueda cumplir.

Tengo uno: Que la vida me deje como estoy, que me permitia seguir viviendo de lo que amo, viajando, que la gente siga viniendo a los conciertos.

Un tema tuyo que defina el momento que estás viviendo.

Me gusta una canción que he compuesto, no está en ningún disco, se llama Si llueve en Sevilla, es de amor, una historia que me pasó, por desgracia de una noche pero con muy buen sabor de boca. Están viniendo canciones cargadas de luz.

Moraima un disco oceánico para perderse en mil mares melódicos bajo la luz de una puesta de sol en Galicia.


[Entrevista publicada el 14.4.3013]