domingo, 25 de enero de 2015

Conficencias 'express' con Neo Pinto


Texto: Noelia Baldrich / Fotos Neo Pinto





Desde el primer momento que entablé contacto visual con el cantante Neo Pinto tuve una corazonada. Neo, el artista, ocuparía las líneas de una entrevista, pero Ramón, su nombre real, pasaría a engrosar la lista de la amistad. De ese encuentro hará justo un año, enero pasado. El cantante tinerfeño aterrizaba en Barcelona para presentar su nuevo single con videoclip Con esta Balada. Un tema con el que venía a reclamar un sello personal bañado de pop latino y rubricado con r’n’b que empezaba a recibir un baño de visitas por You Tube. Pero no era la sonoridad de la propuesta la que captaba mi atención; ni tampoco su buen físico, afinado por el gimnasio y por los años de fútbol profesional,-una anda ya curada de artistas bellamente esculpidos por si una imagen vende más que una buena canción-. No. Era otra cantinela más personal, un halo de calidez que desplegaba una empática melodía. Parecía traer la brisa cálida, afable, y, a la vez, fresca de las Canarias envolviendo con suavidad el encuentro. Así que lo que debía responder a los cánones de una entrevista formal pasó a ser una charla informal con mucha complicidad. Evidentemente hablamos del single, de sus inicios en la música con su álbum debut Un poquito de corazón, del próximo tema que iba a estrenar, Gimme Fire, de su buena acogida en Argentina en los Elegidos 45, y de su presencia, año tras año, en los carnavales de las islas. Terminamos la entrevista y mientras nos despedíamos supe que se había establecido una nota de afinidad que volvería a enlazarnos. Y caprichoso es el destino, porque así ha sido, pero esta vez sin previo aviso, porque también hay que decirlo: Neo es tan fresco, o mejor dicho, tan imprevisible -como buen acuario-, que se presenta justo un año después a Barcelona como Pedro por su casa. Su road manager debió incomodarse ante mi exaltado whatsapp cuando les contesté: “¡Cómo viene sin avisar! ¡También nosotros tenemos agenda!”. Eran días en que mi calendario no me concedía espacio para realizar una entrevista como Dios manda; sin embargo, recordé aquello "que la falta de tiempo es falta de interés” y mi interés por reencontrarme con Neo era un hecho, así que“robé tiempo al tiempo” y saque minutos para  proponer un último café antes de su regreso: “¿Y si hacemos un café 'express'?”, -que no expresso-, expresión que empleo para aludir a los breves encuentros. Si de ese 'express' quedaba un buen poso podría extraer la tinta suficiente para escribir sobre su nuevo single y nuestra cita improvisada. Esta es la partitura de mis confidencias 'express' con Neo Pinto. 


Lo cité en El Nacional, pero de apellido catalán, familia Subirats. Un multiespacio gastronómico de moda en Barcelona, inédito en la península, con una escenografía modernista y una puesta en escena innovadora. Su eslogan reza: “3.500 metros cuadrados, 4 restaurantes, 4 barras y 1000 formas de alimentar el alma”. Con una premisa filosófica: “…la transparencia a través del cristal. Un lugar donde el cliente puede sentirse cómodo siguiendo su propio criterio, sin necesidad de equivocarse”. No me equivoqué al citarlo aquí, porque la sensación de libertad que se respira en este local tan singular, iba a ejercer en mi invitado lo que yo llamo “una descomprensión de la presión del artista”.A ello también contribuyó, por añadido, la elección de los cafés: “Que nos sorprendan con los mejores cócteles” convenimos los dos. Un Mare Nostrum para él y un Evening Star, per moi. La ocurrencia me venía servida en bandeja, nunca mejor dicho: "La estrella de la noche es él", especifiqué al camarero mientras señalaba a Neo. (Si lees esto Ramón, el tuyo llevaba albahaca, romero, ginebra de Tarragona, Gin Mare, …, hasta clara de huevo). Pronto la atmósfera refinada del local junto a los grados del brebaje iba a tener su efecto terapéutico. Comenzaban a rodar los minutos que sin darnos cuenta se convirtieron en una hora y media de conversación salpicada por ingredientes de la realidad. Nos estrenamos hablando de su nuevo single Prefiero callar que acaba de publicar.Un tema que vuelve a hacer girar a buen ritmo el marcador de las visitas. Un pop latino, con letra de Rosa Martínez y producido por Lupion que le ha supuesto un “esfuerzo impresionante a todos los niveles, especialmente económico”. La anécdota, tal vez la veamos colgada algún día en la red: “Saltando del barco a la chalana, las barcas se separaron, me abrí y me caí al agua, ja,ja, igual la subo para que se rían un rato”, explica divertido. Seguimos hurgando en todo lo que huele a do, re, mi, fa, sol, desde sus seis años de carrera artística, hasta el maloliente presente musical. “Música sin fondo, de usar y tirar, todo marketing, estadísticas en las redes y en unas condiciones draconianas”, reprocha. Nada que ver con la riqueza musical del afamado productor, compositor y cantante Alejandro Abad al que Neo acababa de visitar en su oficina de Sant Cugat: "Lo avisé, también, a última hora y ha tenido la amabilidad de recibirme. Ha escuchado mi trabajo, hemos compartido impresiones y  sobre la mesa hemos dejado una colaboración futura". 



Neo Pinto con el conocido productor Alejandro Abad.


Mientras, nosotros pasamos lista al presente, a todos los fenómenos que suenan en las emisoras -en su cabeza, Marc Anthony, Christian Castro o Jason Derulo- y me cuenta que su teléfono sonó un día con una llamada del programa de La Voz, propuesta que declinó, no por falta de voz. Precisamente este intérprete goza de una voz maleable que llega con facilidad a los agudos, me lo demuestra a capela e in situ en la piel de Bisbal. Ya les he dicho que El Nacional opera para dar libertad. Me entrega su voz con facilidad pero reconoce que le pone más nervioso un acústico de aforo reducido que un concierto de los 40 Principales. De grandes formatos han venido cargadas las navidades, "diciembre ha sido el mes que más he trabajado, con certámenes y galas en Tenerife y Las Palmas". Ha entonado, incluso, un villancico moderno de Ángel Pérez dedicado a su municipio, Granadilla de Abona. Intuyo que pocas horas habrá dormido este artista canario que reconoce padecer de insomnio después de cada actuación, pero lo miro y las noches en vela no hacen mella en su físico.

Con Neo Pinto, el pasado martes, en una tarde de confidencias en El Nacional.


El que sí parece ahora hacer mella en nuestros sentidos es el cóctel, su efecto balsámico empieza a actuar y las palabras bajan la guardia. Nos adentrarnos en terrenos más apetitosos para una periodista ávida de información sensible: la charca ponzoñosa de la música, esos negocios pantanosos del mainstream que pocas veces se cantan a viva voz. Intento infiltrarle, de soslayó, alguna pregunta capciosa, pero Neo, conoce ya las artimañas de mi profesión y en lugar de driblármela como buen jugador, me mira con suspicacia y con sonrisa picarona. (Leo su pensamiento: “Noelia apaga la grabadora y te lo cuento”). Pero se extiende y me cuenta trapicheos de la industria, proposiciones indecentes, algún intento de estafa, y más de un palo del que ha salido reforzado. Sinsabores que olvida con el buen sabor de boca que le dejan las fans, los elogios, y los reconocimientos. Precisamente en abril tiene previsto viajar a Argentina para recoger el premio Elegidos45 e intentará abrir una brecha en Latinoamérica. Su nuevo disco del que ya tiene siete temas grabados, uno muy cubano, se acopla muy bien a ese mercado. Y como le encanta viajar porque “te enriquece y te abre la mente”, tiene las expectativas puestas en Miami con otro proyecto que, para no gafárselo, no lo voy a revelar. Entre revelación y revelación nos ponemos al día de la realidad más pagana. Chismorreamos de la ruptura entre Ronaldo y Irina, “¿Sabes que ahora se consuela con Marc Anthony?”, me espeta. “¿Cómo?”, pregunto incrédula. “En un videoclip”, me sonríe socarrón. El fútbol no podía faltar, y si el año pasado acertó el campeón de liga, este año apuesta por el Madrid. Tampoco falta el tema trending topic de las conversaciones analógicas: el Mercadona. Porque sí, a Neo le gusta cocinar y conoce bien los productos y su distribución, así como algunos de cosmética. Esto último innecesario, a sus 26 años luce una tez tersa y suavemente bronceada. “La verdad que el domingo es mi cumpleaños, 27, y me siento más cerca de los 20 que de los 30”, confiesa travieso. De las travesuras del amor, me habla de las vividas en sus videoclips con la modelo Dasury, pero por sus gestos escurridizos adivino que hay gato encerrado, Repregunto y prefiere callar. -¡Yaya!, se ha tomado muy en serio su videoclip, me digo, pero cómo canta el silencio-. Podría seguir explicándoles bastantes más detalles de este intérprete de gustos sencillos: pizzas y Coca-Cola Zero para amenizar una tarde de fin de semana viendo sus series preferidas, aunque reconoce tener gustos de lo que ahora se conoce como “la casta”:no hay  jacuzzi de hotel en el que no se haya relajado. Se vuelve mañana para casa y me pregunto si se llevará consigo su gran descubrimiento, el Cacaolat, "en las islas no se comercializa y está buenísimo" afirma con gusto mientras se me escapa una carcajada. Lo que sí se lleva es lo que me apunta: “Noelia, contigo siempre me llevo una frase nueva” en este ocasión una expresión que acoté mientras reflexionábamos sobre la maldita obsesión de quererlo todo perfecto: “En lugar de buscarle tres pies al gato, acarícialo”. Yo, de Neo siempre me quedo con la misma imagen grabada en mi retina: su mirada limpia que parece decirme “óyeme con los ojos”. Así que me despido echando mano de su single, Prefiero Callar. ¡Feliz cumpleaños, Ramón!



You Tube: Neo Pinto 
Facebook: Neo Pinto Oficial
twitter: @oficialNeoPinto

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