viernes, 14 de noviembre de 2014

Medina Azahara toca con su nuevo disco 'Las puertas del cielo'




Texto: Noelia Baldrich / Fotos: Medina Azahara






Se han ganado las puertas del cielo tras más de tres décadas sobre los escenarios pero de traspasarlas, nada de nada. Estas santidades del genuino rock andaluz regresan después de dos años de girar por EEUU y América Con la memoria perdida (2012) para demostrar que siguen siendo los Rolling Stones andaluces. Su “canto rodado” tiene el embrujo del flautista de Hamelín: recluta seguidores allá por donde suena, y ya van diversas generaciones. Sus coordenadas musicales basculan por Latidos arábes, Juegos a media luz entre un musculado heavy y un rock contundente y La voz del poeta, Manuel Martínez, que impregna lirismo en las letras. Una fórmula de alto octanaje sonoro que lleva alimentando 34 años de prolífica y exitosa carrera. Desde la aparición de la banda en 1979 han batallado contra el mainstream industrial, han publicado 22 discos, han cosechado discos de oro y platino, acaparan distinciones como Cordobeses del año y Medalla de Oro las Bellas Artes y son acreedores de un potente rock genuino e inconfundible. Su flamante y nueva propuesta cabalga, mejor dicho, galopa, por una sonoridad trepidante donde las cuerdas del huracán Ventura nos embriagan en magnéticos y explosivos riffs; los teclados del pequeño Mozart, Manuel Ibáñez, nos trasladan a atmósferas sugerentes e exóticas; el bajo de Juanjo Cobacho suena rabioso y abrasivo; y las baquetas de Nacho Santiago golpean con contundente efectividad, y, todo, con la hipnótica sinfonía de coros, percusiones y violín. Una trepidante ingeniería rítmica que deja respirar, también, medios tiempos. Así, nos encontramos con baladas de gran lirismo: Morir junto a ti o Ángel de amor son suspiros que trajo la noche encantada. Para dejar constancia del espíritu libre y alma crítica de este incombustible grupo aparecen Niños de Cristal, Déjame soñar o Grita, de corte reivindicativo. En suma, una obra de alta orfebrería sonora, vigorosa, vibrante y resplandeciente que exuda poder narcotizante, con 15 temas que transitan entre la experiencia vital, los estados del corazón, la crítica social y el agradecimiento a su público. “Gracias a vosotros hemos hecho el mejor disco” aseguran estos “ángeles caídos del cielo” o clásicos contemporáneas del rock. Pero ¿Por qué nos mienten? El mejor, sí, pero hasta ahora, porque cada vez que Medina Azahara hecha a rodar su creativa e infalible maquinaria nos eleva a Las Puertas del cielo (2014, Senador).


La portada de 'Las Puertas del Cielo' condensa el espíritu Medina. 


¿Cómo es la llave maestra que abre Las puertas del cielo?
Manuel Martínez: Son las quince canciones que conforman el universo de este disco. Temas llenos de lírica, de mensajes abrasivos hacia la sociedad que nos invade con mentiras, y, también, ese amor inmenso de las mujeres que nos ofrecen esas puertas del cielo.

'Juegos a media luz' en un mosaico de estilos.
Paco Ventura: Con juegos a media luz es donde Medina Azahara se siente más cómoda. Un rock sin ataduras, sin filtros y con una vuelta al mestizaje árabe dando gran protagonismo a las percusiones y violines. Y, por supuesto, con unas letras que siempre te van a trasladar a esa duna, a ese rincón o a ese espejismo arábigo. En definitiva, una música potente pero a la vez con esa melodía hipnotizante que casi hace salir a la serpiente del canasto.

Sorprendentes filigranas en las intro, como ruge 'Niños de cristal' o esa atmósfera de tono infantil en 'Grita'.
P.V: Quizás nosotros también somos así, tenemos aspecto un poco inocente, hipnotizante, pero luego vamos a dejar ver como somos realmente. Es un reflejo de nuestra personalidad. Nos gusta dar visibilidad a nuestro lado más dócil, más sensible, pero luego en el desarrollo de la canción vamos a tener la oportunidad dejar ver nuestro inconformismo. Somos personas luchadoras que quieren dar a través de la música un mensaje de cambio, de esperanza. Dejamos ver esa puerta del infierno.

¿Cuál ha sido la aportación del niño Manuel Ángel Mart?
M.M: Pensamos que si seguíamos haciendo todo el proceso nosotros mismos no conseguiríamos dar esa vuelta de tuerca que tanto anhelábamos, así que confiamos en mi hijo Mart, porque se crió con Medina Azahara y nos conoce perfectamente, conoce muy bien la batería y, a la vez, ha producido todos los discos de su grupo Estirpe. Al trabajar con otra mucha gente tiene una visión más moderna y diferente de lo que es el mercado, así que apostamos por él. Ha sido una grata sorpresa porque se ha notado mucho su aportación tanto en producción como grabación. Y el remate final, ha sido masterizarlo en Los Ángeles con Andy Van Dette, productor de los míticos Deep Purple. Ha sido una producción fantástica.

¿Qué lo más novedoso?
M.M: Que hemos dado tres vueltas de tuerca. Se daban muchas circunstancias por las que había que demostrar mucho más. Había habido cambios en el grupo con en el anterior trabajo, 'La Memoria Perdida', y al mismo tiempo un retroceso al rock andaluz. La gente nos pedía un disco más rockero. Teníamos que dar ese paso sobre todo en el sonido y eso es lo más novedoso. Las puertas del cielo suena fresco y potente tanto en guitarras, teclados, baterías, las voces limpias. Ha sido el cambio más brutal de los últimos años.
P.V: Sí, sobre todo la vuelta al sonido potente de la guitarra. Lo que era una suave brisa de verano, de primavera… ha vuelto otra vez el huracán Ventura a disfrutar.

Huracán, ciclón… ¿Con qué guitarras creas tales turbulencias sonoras?
P.V: He vuelto a guitarras un poco más clásicas las Gibson, que tienen un sonido más robusto, más fuerte. Pero creo que da lo mismo, porque me das una guitarra de los chinos y suena igual, la fuerza va en las manos y el corazón.

“La guitarra es la prolongación del alma”, has llegado a decir ¿cómo debemos interpretar tu alma?
P.V: Mi alma tiene su parte dulce como las baladas La voz del Poeta o Morir junto a ti pero luego hay su parte más dura y rockera.

Y el pequeño Mozart ¿con que instrumento nos trasladas a esos paisajes sugerentes y exóticos?
Manuel Ibañez: Normalmente utilizo el teclado Korg pero luego me gusta mucho tocar un piano Hammond, soy muy fan de Deep Purple. Lo cierto es que este disco está lleno de arreglos y melodías, es para escucharlo detenidamente, cada día le vas encontrando sus pequeños arreglo, sus secretos… Es un disco muy completo aunque suene a tópico.

Suena muy moderno ¿habéis experimentado con nuevos instrumentos?
M.I: Sí, hemos introducido una melódica, un aparato en forma de teclado pequeño que se toca soplando. La intro de 'La voz del poeta' y el solo central de teclado está realizado con la melódica.
P.V: Es un instrumento que no se mete en el rock, pero este tema tenía una intro muy psicodélica y muy romántica. La música y la letra exigían ese sonido tan característico.


Medina Azahara en una imagen promocional de este nuevo trabajo, el vigésimo tercero de su carrera.

Letras compuestas por Manuel que exudan un estado de ánimo exultante, y, sin embargo, 2014 ha sido un año oscuro en lo personal.
M.M: Mira, que es curioso. Cuando hicimos 'La memoria perdida' (2012) compusimos una canción 'La última batalla' en que hablábamos justamente de esa enfermedad. Y la verdad es que yo no sabía que la tenía tan cerca. Vino de repente. Mi hijo es un tío lleno de energía en todos los sentidos y nada hacia presagiar algo así. De hecho, se fue de gira con su grupo en América y comenzó a sentirse mal, cuando regresó la cosa empeoró. Después de un peregrinaje por urgencias dimos con un doctor que, precisamente, era seguidor de Medina Azahara y su grupo Estirpe, y nos dijo: “Tú no te mueves de aquí hasta que demos con el diagnóstico” .Tuvimos que pronunciar por primera vez la palabra cáncer.


Felizmente superado.
M.M: Sí. El engancharse con nosotros a la producción de este trabajo le ha dado una vitalidad, ha sido una inyección, un antídoto. Ya quiere estar sobre los escenarios a finales de febrero presentando su disco 'Neurasia' con Estirpe. Así que, sin saberlo compuse una canción en el momento menos oportuno, ha sido una experiencia vital muy intensa.

Intenso también el encuentro que propició la asociación Pídeme la Luna con el pequeño Pedro Antonio, enfermo de cáncer. Su sueño antes de traspasar las puertas del cielo era conoceros. ¿Cómo se asimilan estas vivencias?
P.V: No sabes la energía que te da encontrarte con una personita de 13 años muy enfermita, que necesita morfina para calmar los dolores y que está en un estado de somnolencia, y que al verte es capaz de saltar de la cama. Fue ¡impresionante! Nos explico que él había nacido gracias a nosotros porque sus padres se conocieron en uno de nuestros conciertos y que fue el fruto de una canción de Medina. Quería agradecernos el estar en este mundo. Y es todo lo contrario, nosotros tenemos que agradecer a ellos seguir tocando. Cuando a los días nos enteramos de la triste noticia fue una pena grandísima.
P.V: Al principio una sensación de alegría de haber vivido ese momento, pero se te pone un nudo en la garganta cada vez que te acuerdas.

Ese efecto balsámico que provocáis en los fans ¿es antídoto contra los sinsabores de la profesión?

M.M: Con el paso del tiempo te vas dando cuenta de lo importante que es una canción para que la gente tenga ese recuerdo tuyo, te admire con esa intensidad y le produzcas esas alegrías.

“Una sonrisa es una canción”, en los tiempos que corren ¿sigue la música siendo motor de revoluciones o rompiendo las cadenas de desilusión?
P.V: Creo que la gente que nos dedicamos al rock sigue siendo un instrumento para combatir, y ser reafirmantes con nuestro concepto de la vida. A los rockeros nunca nos dan nada fácil, nos lo tenemos que ganar a pulso sobre todo en un estado como el español en el que se contempla sólo como una forma de vida, mal mirado por muchos y, sin embargo, muy bien mirado por la gran mayoría de gente joven que ha vivido la experiencia del rock. Creo que ha de ser una forma revolucionaria y sobre todo “protectaria” de lo que mucha gente quiere decir y no tiene la posibilidad de expresarlo delante de un gran público. Así, que nuestro mensaje a la vez de optimista tiene que ser un crítico con la situación que se vive.

34 años de carrera da para aprender a vivir, a luchar, a ser libres, y a soñar… pero ¿hay que saber perdonar mucho u olvidar mucho?
P.V: Sí, hay muchas puertas que se abren y muchas que se cierran y con una carrera tan larga hemos tenido momentos en lo que se nos cerraron muchas puertas por diversas circunstancias. Recuerdo que con la movida madrileña se olvidaron de nosotros. Pero lo hemos olvidado, ahora esas mismas personas que nos ignoraron están ahí esperando a que le hagamos la entrevista. A la gente hay que saber perdonar.

“Somos ángeles caídos en el paraíso comiendo del fruto prohibido”, en la triología del rock: sexo, drogas y rock&roll ¿se toman muchos frutos prohibidos?
M.M: Creo que las connotaciones de la palabra rockero se llevan más en el alma que en los hechos.

Lo creo viendo que ni fumas, ni bebes.
M.M: Es así, ¡bueno! algunos frutos prohibidos, sí, que aprovechamos ¿no? Dependiendo del momento pero las drogas, a los actuales miembros del grupo, no nos gustan.

En estas latitudes de leyendas del rock, ¿hay muros que derribar?
M.M: Seguimos en una evaluación continua, pero a la vez es positiva. Ese examen nos da más ganas de luchar, de superarnos. De hecho, en la producción mi hijo me ha tenido que enseñar muchas cosas que desconocía. Todo en la vida debe ser examinado. Las trabas que muchas veces nos ponen por ser un grupo atípico: no somos un grupo de heavy, ni de rock, ni pop, sino diferente, se nos examina más.
P.V: De todas formas creo que los examinadores son la misma gente que nos quiere y son como los niños, personas que nunca te van a mentir, ni regalarte la oreja, te van a dar su punto de vista más objetivo y sincero. Hay discos que pensábamos que estaban muy bien pero la gente nos dio un toque para que despertáramos. Siempre hemos querido apostar por algo distinto nunca repetir fórmulas que sabíamos que funcionaban. Somos un grupo muy inquieto, de viajes, de escuchar música. A veces no hemos acertado, hay trajes de astronauta que nunca debimos de ponernos pero no pasa nada, cada momento es distinto y todo ha servido. Y ahora, cuando estos examinadores tan duros, tan sinceros, el público te dice que tienes algo grande, algo muy importante y muy bonito entre manos que es 'Las puertas del cielo', estamos muy satisfechos. Hemos hecho los deberes con tiempo.



Delante de izquierda a derecha: Paco Ventura (guitarra) Manuel Martínez (frontman), Juanjo Cobacho (bajo). Detrás: Nacho Santiago (batería) y  Manuel Ibánez (teclados).  


 Y con Cum laude.
M.M: Por eso decimos que es el mejor disco que hemos hecho.

Sin embargo, debéis tener la sensación de conocer ya los entresijos de la profesión, de estar un poco a la vuelta de todo.
P.V: Lo que ocurre es que a pesar de tener una vida artística tan dilatada y prolífica todo cambia y hay nuevas técnicas con que te la pueden meter, ja, ja.

Pero la industria no marca los pasos a Medina Azahara.
M.M:
Nos da un poco igual, porque la estructura del mercado cambia constantemente. Quién me iba decir a mi hace diez años que Catalunya iba a pedir la independencia…Todo evoluciona, las estrategias de ventas son diferentes, internet es una puerta abierta al mundo que te puede llevar a cualquier situación. Hay grandes discográficas que acumulan mucho poder pero también hay artistas que sin pertenecer a ellas pueden llegar a ser números uno, subiendo el vídeo a las redes y hacerse millonarios. A mí no me gustaría estar haciendo una entrevista en este momento con nadie que no fuese contigo, aunque estuviésemos en una multinacional. Yo me siento a gusto con la gente que quiere trabajar conmigo, que quiere hablar con nosotros, sea con una u otra discográfica. Los medios son diferentes y hay muchos caminos con los que llegar a muchos sitios. De todas maneras estamos abiertos a seguir mejorando tanto en el contrato discográfico, a nivel personal como a cualquier nivel.

Exhibís veteranía y sabiduría, algún consejo para el que comienza.
P.V: No nos gusta dar muchos consejos pero los que solemos recomendar es siempre el mismo: superación, trabajar mucho, confiar en lo que haces y, sobre todo, dar un punto de originalidad a tus temas. No te puedes basar en las modas, son pasajeras, sobre todo la musical que es muy rápida, con muchos estilos y va a ser siempre una criba la que, de todos estos movimientos, decida que se queden uno o dos. Que sean perseverantes en la música, en el trabajo diario, en la personalidad y que no se dejen engañar mucho.

¿Hay herederos de Medina Azahara?
P.V: Hay gente que tiene esa inquietud de continuar con esa estela del rock andaluz pero ocurre que no lo hace de forma original, sino que se dedica hacer versiones de Medina Azahara, o se disfrazan, o copian nuestro show. Está Zaguán en Sevilla, intentado seguir esta senda del rock andaluz pero son muy similares a lo que hacía Triana. No sabría decirte si hay alguien que de manera original continúe con este estilo.
M.M: Sin embargo, sí que hay muchos artistas que se han inspirado en el rock andaluz como Manolo García, Antonio Orozco, Alejandro Sanz , El Barrio; han mamado de este género pero lo han adaptado a su estilo, el pop. Pero grupo como tal…De todas maneras aunque lo haya las compañías discográficas no están en un momento apabullante de ventas como para invertir en bandas que a lo mejor no han hecho aún nada positivo en su carrera.

'Déjame soñar', ¿andáis sedientos de algún sueño?
M.M: Tocar en el Budokan de Japón sería un sueño. Nuestra antigua discográfica está lanzando los discos allí, poco a poco. Hay ofertas para que vayamos a Japón, pero vamos a seguir insistiendo en ese local emblemático. Parece inalcanzable pero también parecía imposible ir al Whisky a Go Go de Hollywood y allí estuvimos. Fue impresionante, como también tocamos en el prestigioso Marquee de Londres.
P.V: No nos conformamos con lo que tenemos y queremos llegar a todo el mundo. A mí me gustaría presentar este disco en Las Ventas o en el antiguo Palacio de los Deportes de Madrid.
M.I: Un Palau Sant Jordi a reventar con una buena grabación y que quedara plasmado para siempre.

Muy bien plasmado ha quedado el universo Medina en el videoclip de 'Juegos a media luz'.
P.V: Lo hemos grabado en una antigua fábrica de bombeo de agua de Sevilla y tiene toda la fuerza de la esencia del grupo, tiene mucho protagonismo la voz del Manuel con esos planos muy de cerca, y ese toque romántico e insinuante de la chica proyectada apareciendo y desapareciendo con una indumentaria india o valquiria. Medina Azahara es eso, entre el rock, la fuerza y el espíritu de una mujer.

¿Ensayáis en otro Al-hakim?
P.V: Ese local tenía muchas connotaciones. Al-hakim en árabe significa doctor, y el doctor era Don Enrique, un señor mayor, muy amble e interesado por nuestra música, ensayamos en la planta baja. Era un lugar con esa magia necesaria para hacer esa música. Ahora estamos en una nave y la magia del ensayo es cuando el del bar de al lado hace el arroz y entonces (risas) decimos: “¡oye! que Paco va a sacar el arroz”, y se acaba el ensayo, ja, ja.

Manuel, voz de poeta de colatura inconfundible ¿te atreverías a profetizar el futuro de Medina Azahara?

M.M: Imposible, y más con lo vivido este último año. La vida te ensaña que puede ocurrir cualquier cosa. Pero, tenemos un buen disco entre manos, todo el mundo nos lo dice y la gente se ha volcado. La profecía es que seguiremos componiendo, seguiremos haciendo una gira intensa y sobre todo dándole satisfacción a la gente.
P.V: Hay dos cosas que nos van a dar una inyección tremenda: el disco y la recuperación del hijo de Manuel que no para. Nos ha servido para cambiar el concepto de la vida: lo más importante es que sigamos unidos y haciendo música siempre juntos.
M.I: Es impresionante la fuerza de Mart ha estado grabando en sesiones de mañana y tarde, erre que erre, nunca se ha quejado. Es un revulsivo.

Un proverbio chino dice no preguntes por qué sino para qué.
M.M: Sobre todo para saber que hay que vivir, aprehender cada momento.
P.V: Que la mayoría de los problemas no tienen importancia, que todo se supera.
M.I: Carpe Diem.

'Gracias a vosotros' por darnos tanto.
M.M: Sí, es la evolución de 'A toda esa gente', que compusimos en 1991 para todos aquellos que nos habían seguido en una carrera cortita de once años. Ahora 22 años después volvemos a agradecerle a todo ese público. Sobre todo, a esos fans que después de los conciertos viene a nuestros camerinos y nos dicen: “gracias por existir, por hacer esas canciones, por darnos alegría”. Púes ha llegado el momento de decirles: "'Gracias a vosotros' por seguir apoyándonos".

Miles de anécdotas ¿eh?
M.V: Hay muchas, pero lo más común es que después de los conciertos hay gente que se te engancha y no para de darte muestras de cariño e insiste en invitarte a tomar a algo: “Vente a tomar una cerveza al bar de al lado que es de mi cuñado…” Y no sabes cómo decir que “no” sin que se moleste.
P.V: Recuerdo una, de una cantante famosa de este país, en una firma de discos nuestra. Era un domingo a las doce de la noche en Granada. Pensábamos que no habría asistencia y las colas invadían toda la zona. Pues, esta famosa hizo más de cuatro veces las colas para llevarse en cada ocasión un objeto de promoción y un par de besos. Esa cantante conocida es ahora Rosa López. Es de una persistencia, incluso en los conciertos entraba más de una vez en los camerinos. Es muy fan nuestra. Igual que nosotros somos de ella.

¿De quién sois fan vosotros?
M.M: Del grupo de mi hijo, Estirpe. Me gusta su música contundente y letras muy poéticas. También de Deep Purple o Tool.
P.V: Me gustan mucho los grupos de rock de los 80’, que siempre me han influenciado como Whitesnake, Def Leppard, Europe…, y guitarristas que me han marcado por su forma de tocar: Ingwie Malmsteen, Steve Vai… Es mi biblioteca y en la que me inspiro.
M.I: Muy fan de toda la buena música, soy bastante melómano y escucho muy variado desde flamenco hasta blues, ¡es más! soy fan hasta de Iron Maiden que no tienen ni teclista. Me encanta Deep Purple…


Y tocado en circunstancias insólitas.
M.I: Muchas, tocar nevando en un pueblo de León en que la nieve cubría hasta el escenario. Con metro y medio, todo blanco. Éramos como muñecos de nieve con bolsas y la gente, ahí, aguantando.

¿Qué canción firmarías?
Medina Azahara: 'We are the champions', The Queen.



Con Medina Azahara en Barcelona, en un lugar lo más cercano a 'Las puertas del cielo' El Mirablau, con vistas a la ciudad.

¿Cerramos las puertas de esta entrevista?
P.D. Medina Azahara: Antes queremos invitar a toda la gente de Catalunya a nuestro concierto del próximo 7 de marzo, en Razzmatazz. Prometemos no defraudarlos.

Sin duda estos campeones del rock andaluz se han ganado 'Las puertas del cielo'.


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