Texto: Noelia Baldrich/Fotos Marta Gómez.
Les hago una Confesión: esta artista latinoamericana viene de una región que está embrujada, de una tierra a la que le sobra corazón y voluntad. Su voz, como un Diamante, cristalina y transparente, transpira el aire de los andes y sopla la brisa del pacífico. Hay tanta raíz imbricada en sus cuerdas vocales que dicen que lleva un país atravesado en la garganta. Murmurar su nombre es invocar el folklore criollo: zamba, cumbia, vallenato…un Carnavaliando con ecos de jazz y pop acorde a su devenir musical: Solo vivir (2003) para cantar. Nacida en Gigardot, pronto se trasladaron a Cali donde, de bien chica, se empapó del compás indígena. Podríamos resumir su partitura de vida como CaliCanto CaliCuento. Entre muchos cuentos y muchas verdades aprendió a crecer entre Aquellas pequeñas cosas que le dejó un tiempo de rosas en La Finca. La adolescencia la pasó en Bogotá y en Boston fue a Berklee, la universidad. Sus primeros escenarios fueron callejeros -pusieron notas hasta en la promoción de un café, no sabemos si de Juan Valdez-. Luego vino Nueva York y los míticos templos del jazz. Su disquera la llamaba Noah Jones latina, otros, la Mercedes Sosa o la Violeta Parra colombiana. Tras una década en la ciudad de los rascacielos, llegó el cuento del amor de su vida y haciendo caso del abuelito “aprenda a andarse con mañita”, a Barcelona se vino a enraizar con la excusa de una maestría. Siguió con sus Cantos de Agua dulce (2004), porque así puede describirse la particularidad de esta trovadora colombiana. Entre cada palabra (2006) brota una Musiquita (2009) orgánica que “canta el viento, a veces se ríe un río y hasta se escuchan los murmullos de la tierra”. Tierra, tan solo, pero llena de vida. Sus cantares son Ritualitos que le salen del alma y desbordan humanidad. Afri-Spaans (I, II. 2010), El corazón y el sombrero (2011), cualquier pretexto es bueno para su canto, y con la maternidad dio luz a cuatro trabajos infantiles Coloreando (2013) Canciones de luna (2016) y Canciones de Sol (2016). Le valió un Grammy y con el siguiente disco, Este Instante (2014) -a esta caleña le vale un instante para robarte el corazón-, llegó un segundo Grammy por su diseño. Como su alma es Tierra movida, igual que la de los hormigueros, su doceava producción nace de buscar debajo de las piedras, en La raíz, y, de tantas certezas, aparece dibujada la geografía de su corazón. Cantos que pueblan historias como las de Celia o Basilio, cuentos como La mujer y el río, recuerdos indelebles en Yo te espero, una esperanza en Mírame, una vida posible en Si regresas otra vez, o la vida sin vida de Un día… Todo Lo innombrable en su voz cabe: los antojos, el miedo, el sueño, la sal, el deseo… “Si algo quieres decir dilo cantando, y si algo quieres llorar, cántalo, también, que cuando cantas las penas se van revolviendo en canción”. Para desangrar una pena un tema irradiando Solo Luz; para pintar la melancolía un corte con alas, Canción alada; para la risa, el sortilegio de Si me miras tú. 17 amigos cantautores le han de vuelto la mirada y la llamada para conformar esta exquisita producción. Una aguacero de alegría y canto, un festejo que derrama magia con las voces de Pedro Guerra, Georgina Hassan, Nano Stern, Guafa Trío, Raquel Riba, Idan Raichel, Liuba María Hevia, entre otros. Poéticas canciones antológicas revestidas con nuevos trajes sonoros para traernos una renovada paz porque Para la guerra, nada. Trovadora de mano firme cuando escribe, sus manos representan las Manos de Mujeres que rezan y se desviven por el porvenir de los más necesitados. Más que nunca de sus canciones precisa el mundo, y a pesar de la distancia entre su Cali de cuna y su hogar de Barcelona, no hay un lugar tan lejos que se resista a La Alegría y el Canto (2018) de Marta Gómez.
¿Desafiando a Armando Tejada?
Eh… sí.
Practicando La Alegría y el canto en un mundo, a veces, muy complicado, decía Armando: “Es absurdo ensayar en la tierra la alegría y el canto, porque de nada vale si hay un niño en la calle”.
Lo tengo tatuado en el brazo: “Ensayar en la tierra la alegría y el canto”. Intento que sí, que la vida sea, al menos, ensayalarlo. Si se practica y puede vivir así, genial, ino se ensaya.
Marta Gómez lo ensayada y practica en este disco. Un festejo con 17 extraordinarios cantautores para interpretar con alegría canciones antologías.
Sí, tenía muchas ganas, porque las canciones que he ido cantando con músicos, que pasan por Barcelona, se han ido quedando para los discos de otros o guardadas y, luego, eran difíciles de incorporar en un disco mío que ya tenía un concepto. Después, del último disco, Este instante, se nos ocurrió juntar estas canciones. Tierra movida fue grabada hace siete años, en un gira de Georgina Hassan en Barcelona, otras, cinco años y otras tienen un mes. El reto ha sido que al recopilarlas no se oyera como un reguero de canciones sino que tuvieran una línea. Pensé ¿y si esa línea la diseña un ilustrador que nos conozca, que ha venido a los conciertos, a muchos los ha visto en vivo y los ha dibujado? ¿qué tal si esa es la línea? Y al final, hay unión, es la misma voz y las historias que me conmueven siempre son las mismas. Quedó como una fiesta, una reunión de gente.
(Fragmento en vídeo)
Hay la sensación de un hilo argumental, abres con Tierra movida, La raíz; las historias de Basilio, Celia ¿quién te la inspiró?
Es un poema de Fernando Valverde, un poeta español. Está dedicado a su sobrina el día que nace. Empieza a describirle todo que ella va a hacer “tu no conoces ni los árboles, ni la tierra pero eres ya un bosque”. Me enamoré pero lo cambié completamente, era muy largo, pero al poeta le gustó.
Ritualitos define tu musiquita ¿Qué novedad trae esta musiquita después de una trayectoria tan nómada: Colombia, New York, Barcelona, y del disco Este instante y los infantiles?
Es difícil pensar en eso después de Este instante, tan maravilloso , producido por el músico Juan Andrés Sospina, que le dio un vuelco a las canciones y las disfrazo con piano, con orquesta sinfónica... Va ser muy difícil hacer otro disco como ese o más bonito. Pero La Alegría y el canto tiene una parte muy importante de mí que es, justamente, la alegría. Es algo que no se conocía porque soy muy nostálgica y se refleja en mis temas esa tristeza y ese dolor de haber dejado mi país, búsqueda de paz y no conseguirla. Después publiqué Para la guerra, nada que fue un grito de rabia por más que la música sea dulce. En este trabajo se refleja la alegría que me da reencontrarme con mis amigos, por eso digo que es una excusa para tomarnos un café. Quería que se notará esa parte alegre de la amistad, de ahí que todos los temas son dúos musicales, o con un cuentacuentos o con un músico que toca la marimba..., todo para reflejar la alegría que vivimos los músicos cuando conocemos un alma gemela musical y hacemos música.
¿Ha sido complicado mantener la sonoridad criolla aún teniendo una banda establecida aquí?
Como has dicho soy más colombiana desde que estoy acá. Tengo unos amigos colombianos viviendo en Canadá y yo no he visto una casa así en Colombia, con banderas, toda una exageración. Yo hago igual, llegas a mi casa en Barcelona y hay telares en todas partes que nunca hubiera puesto en Colombia. Entonces, sí, uno tiene esa conexión más fuerte cuando sale, aunque, también soy más del mundo, más latinoamericana, soy capaz de reconocer un acento al momento, si es de Costa Rica, de Guatemala… Por lo que, soy más tolerante, más abierta a cualquier cultura.
¿Algun ritmo nuevo?
Sí y no. La raíz es un ritmo que no había experimentado, es de los llanos de la parte venezolana pero no difiere tanto de lo que había hecho antes, pero, sí hay sonoridades nuevas porque al tocar con músicos nuevos me unía a lo que ellos hacen. En el caso de la Raíz canté con Guafa Trío de Colombia, la compuse pensando en cantarla con ellos, entonces, ya no era mi sonido, mi guitarra, sino el suyo, la flauta. Cuando estaba componiendo Lo innombrable quería algo catalán, -vivo aquí, es mi ciudad, la quiero tanto- y con alguien femenista y pensé en Raquel Riba Rossy, dibujante de la caricatura de Lola Vendetta, y que canta precioso, y quieras o no algo sonaba un poquito más a rumba catalana, ritmos que yo no manejo. Por tanto, sí y no, hay variaciones pensando en las personas que voy a tocar.
Solo luz, preciosa a voz e instrumento.
Su historia es muy bonita. Hubo compositor argentino Raúl Carnota que compuso mucho para Mercedes Sosa y que conocí hace muchos años. Nos teníamos amor total. Cuando iba a Buenos Aires me llevaba a sus conciertos a que yo cantara. La última vez que lo vi interpretamos juntos Solo Luz. Al año siguiente, al volver para cantar juntos, ya había muerto. La quise cantar sola para simbolizar que había estado con él en el mismo teatro un año antes. De repente se me acercó un músico y me dijo “Soy Franco Luciano y toqué con Raúl muchos años”. Le invité a interpretarla los dos, -él toca la armonica-, y llorábamos porque era muy reciente su perdida. Ese tema es un homenaje a Raúl, y desde entonces Franco y yo tocado muchas veces. En las ilustraciones del disco aparece el fantasma de Raúl (lo muestra).
Bonitas ilustraciones, parece un cuento.
Son de Pedro Strukelj, un mexicano que vive en Barcelona y es cronista musical, se va a los conciertos y, en vivo, va dibujando con una solo línea lo que le llama la atención. Se lo pedí, porque somos muy amigos y me ha visto en muchos conciertos, y me contestó que se lo había puesto muy fácil porque ya tenía a muchos dibujados.
No es fácil editar una obra tan artística sin un disquera potente.
Sí. A mí me encanta ser independiente, me encanta tener la libertad de decir "quiero un objeto hermoso". Cuesta cuatro veces más de lo que cuesta un disco pequeño, pero el público lo valora. Hay gente que lo tiene de las plataformas digitales y, después, me lo compra en físico. Es grande para que no quepa en un lugar fácil de la casa, que tenga un sitio especial, que lo vean siempre y quieran oírlo, de ahí también el color llamativo. Me gusta mucho.
Llamativa también tu camiseta a juego -merchandising-, ¡bendito crowdfunding!
Sí, gracias a estas plataformas podemos hacer muchas cosas. Es la segunda vez que recurrimos a ella y la gente responde inmediatamente, logramos doce mil euros para terminar de producir el disco. No cubre todos los gastos, pero nos ayuda mucho para pagar a los músicos, al ingeniero…
Recompensas para los participantes.
Sí, hay básicas como recibir el CD por adelantado, pero hay otras de más locas como me tomo el café con ellos ¡ya me he tomado veinte cafés por todo el mundo! Tengo que preparar dos cenas cuando vaya a Colombia para cuatro personas, serigrafías, firmas por artista, canciones que voy a componer con temáticas que me han sugerido, clases de composición… cualquier cosa para tener este disco.
¿Se puede vivir de lo que se ama?
Sí, por supuesto que sí. Sé que es un privilegio, no todos lo pueden lograr, lo agradezco, pero, también, es importante saber cómo quieres vivir. Creo que nos han engañado mucho haciéndonos creer que necesitamos muchas cosas y no necesitamos tanto. Si me preguntas ¿se puede vivir siendo músico independiente? Sí, ahora, tener una casa con piscina y tres coche y pagar una escuela privada, no. Pero a mí eso no me hace feliz. A mí me hace feliz que mi hijo vaya a una escuela pública, ir en bicicleta, tomarme un café al lado de casa… Para vivir así, sí que te da.
¿Qué necesita Marta Gómez para componer estas canciones tan exquisitas?
Creo que ser sensible, andar con los ojos y el corazón abierto a historias que te puedan conmover. Estar atento, estar abierto a leer libros, a ojear revistas, a ver películas… me inspira absolutamente todo.
Paisaje no visto, paisaje muerto, en el caso de la música causa no cantada causa ignorada. Has cantando a las grandes causas Para la guerra, nada; al feminismo One women, Manos de mujeres y, precisamente, las tejedoras mayas de Guatemala están reivindicando su propiedad intelectual ¿crees que la música puede acompasar los cambios históricos o cambiar el cuento?
Sí, quiero creerlo y vivo para eso. ¿Una canción cambia el mundo? Seguramente, no. ¿Detendrá una guerra? Seguramente, no. Pero sí que las canciones han movido cosas. En el caso mío, no mueven tantas cosas porque no logro llegar a tanta gente. Cuando lo han logrado Bob Marley o Bono o quién sea… es porque han tenido la suerte de tener una maquinaria y poder llegar a la gente. Yo no la tengo, pero tengo internet, y no tengo tampoco el interés de cambiar el curso de las cosas, si logro que una persona sea más feliz después de un concierto creo que he logrado un montón, porque he conseguido que esa persona no vaya a gritarle a su marido, a sus hijos, a su empleado… Va por ahí, por ir poco a poco. Con una madre que amamante contenta y que cante una canción de cuna se cambia el mundo absolutamente.
Concierto Marta Gómez
La alegría y el canto
Viernes 13 abril, 20.30h
Teatre Joventut, l'Hospitalet de LL.
Puedes cambiarnos en pequeño formato el 13 de abril.
Sí, el 13 abril es el lanzamiento oficial en el Festival BarnaSants, festival de canción de autor, en el teatro Joventut de L’Hospitalet a las 20.30h, con todo el grupo y me acompañara Raquel Riba Rossy, Antonio Masei pianista de Celia, Clara Cantore y Lorena Astudillo argentinas… va ser una fiesta.
¿El videoclip de Lo innombrable se puede ya nombrar?
Nosotras ya lo grabamos ahora falta que los expertos lo monten, estará en un par de semanas. Ha sido una iniciativa muy bonita, contamos con el apoyo de Oxfam Internacional, al ser un tema de la mujer quiso aportar.
Uno de tus sueños era cantar con Pedra Guerra, y lo has conseguido en este disco, en Un día. Has cantado con Javier Ruibal, por nombrar a uno de aquí… ¿Con quién más te gustaría?
La lista es larguísima pero hace años que quiero cantar con Jorge Drexler, que también es como nuestro porque vive en Madrid. Hemos intentado hacerlo y no hemos podido coincidir por tiempo, pero es el siguiente, esperando el turno.
Dulce y humanitaria ¿qué te enoja?
La intolerancia, mía también, porque, a veces, pensamos que los intolerantes son los otros. Nos encontramos con situaciones que quien no piensa igual que nosotros, inmediatamente, lo queremos atacar. Me irrita la guerra porque es un engaño, me irrita que engañen a la gente los mal gobernantes. Un montón de cosas me enfadan.
¿Qué le falta al mundo?
Canciones, poesía, arte, escucharnos más quizás. Y escucharnos más a nosotros mismos, porque lo que parece una frase de cajón “conócete a ti mismo” no lo es, es que no nos conocemos. Ves a la gente que no es feliz porque no hemos aprendido a escuchar realmente lo qué queremos hacer.
¿Marta Gómez ha aprendido a conocerse?
Sí, me conozco muy bien, sé lo qué me gusta, lo qué no, y me encanta ir creciendo porque uno se despoja de muchas inseguridades. Al principio, a los veinte uno está “yo quiero ser así…” y ahora es “mmm, esto quizá no lo vaya a lograr”, pero lo asumes ya con alegría. Cada año de vida me gusta más, estoy feliz con mis años, mi familia. Soy una persona sencilla, disfruto de las cosas sencillas, he aprendido que un helado de chocolate en el mejor momento es una bendición. He aprendido a saber lo rica que soy por poderme tomar un café con mi esposo cada mañana, por poder amanecer abrazada a mi hijo Aleandro y dormir con él, y quitarme prejuicios y provocar.
¿Qué le cuentas en esos diarios que le escribes en los viajes?
Tengo ya dos diarios y le escribo todo lo que siento y quiero que sea. Le digo que quiero que cambie el mundo, luego pienso “pobre, con esa responsabilidad”, pero quiero que viva para eso.
¿Músico?
Espero que sí, ahora está tocando la batería. Cuando veo a Javier Ruibal con su hijo Javi, un genio en la batería y con su hija Lucía, que baila, ¡ay! me gustaría tocar con mi hijo algún momento de mi vida.
¿Qué le produce a Marta Gómez La alegría y el canto?
Tengo que decir que es mi hijo. Tiene seis años y sé que poco a poco se irá alejando, y, mientras llega ese momento, estoy absorbiéndolo todo, disfrutándolo, y él me produce eso. Tener un hijo saca lo mejor que uno tiene. He sido la única mujer de tres hermanos y he sido una mimada, consentida, malcriada y, además músico, cantante... tenía todo para ser diva y, a veces, lo era “¡ay! no puedo hablar porque estoy descansando mi voz” y llega un hijo y te da vuelta todo. Ha sido tan maravilloso entregarse a un ser humano y saber que tienes toda la paciencia, sin ser yo una mujer paciente. Con él nunca me enfado, no grito nunca, soy absolutamente feliz. Es como estar en un éxtasis constante. La adolescencia ya veremos cómo será, ja, ja, pero hasta ahora es mi hijo Alejandro mi alegría y canto.
¿La canción que mejor defina a Marta Gómez?
Confesión que dice: “Vengo de una tierra que le sobra corazón y voluntad. Sueño con el día que le sobre la razón para cantar”. Eso es Colombia, la tristeza y el dolor, es la guerra más profunda pero, también, la alegría y el baile. He crecido con esa nostalgia alegre.
¿Cómo está el proceso de paz?
Se firmó finalmente pero es muy difícil, ahí vamos. Se está cumpliendo con todo lo pactado, la guerrilla ya es un partido político que tiene bastantes seguidores pero no parece que vaya a gobernar. Tengo varios amigos que están trabajando –después que la guerrilla entregara todos los planos- para desactivar todas las minas antipersonales y se están cumpliendo los plazos.
Es otro motivo para La alegría y el canto.
Falta mucho, pero por lo menos ya no va haber minas ni esta guerrilla, ahora nos toca lidiar con otra guerrilla, más pequeña, con la injusticia. Mientras haya tanta desigualdad seguirá habiendo guerra, pero por lo menos hay una menos.
¿Alguna pena que Marta Gómez tenga atravesada en la garganta?
Hay un montón, personales, tendría que pensarlo, pero sí hay muchos temas, por ejemplo, la inmigración es un tema pendiente del que me gustaría hablar. Cuando vivía en EE.UU y veía toda esa gente esperando en los camiones para que los recogiese y los llevase a trabajar, tanta gente que se ha tenido que ir, dejando sus hijos en Centroamérica, con sus abuelos, y veinte años después los vuelve a ver. Me gustaría ponerlo en canción y no he podido.
Me he fijado en tus tatuajes ¿qué significa el de tu mano derecha?
Me lo hice cuando murió una tía que quise muchísimo. Mi hijo era pequeñito y yo no me permitía el lujo de llorar mucho delante de él, entonces, cuando soplábamos un diente de león le decía que era su tía y me permitía llorar un poquito. Así que me dije voy a recordarla siempre con un diente de león tatuado.
¿Morirás como La chicharra?
Espero que sí, cantando como loca.
¿Qué canción te hubiera gustado componer?
¡Oh! Las pequeñas cosas de Serrat, fue un error, es un error de derechos de autor ja,ja, pero me hubiera gustado componer algo así.
Una imagen grabada en tu retina de tu infancia, de tu vida y en tu carrera.
Imagen de mi infancia tengo La finca, una casita de campo muy pequeñita que tenían mis padres en las afueras de Cali, allí pasé mis momentos más felices, irnos con todo la calma del mundo a prender el fuego y cantar. Un sonido, sobre todo de esa época ha sido Pedro Guerra, que me encanta. Recuerdos musicales tengo muchos pero haber abierto el concierto de Mercedes Sosa fue algo muy potente, porque es mi ídolo principal, como la mujer que yo quiero llegar a ser y, tenerla al lado, fue demasiado para mí. Fue un sueño. Imágenes de la vida siempre son cantando, con cuatro años ya en un coro y hasta ahora.
También en Nueva York, en los templos del jazz.
Sí, en todas las partes en el Blue Note, en todos los lugares míticos he tenido la suerte que me han invitado, pero, tengo que decir que lo disfruto igual que en un escenario más pequeño. En Argentina, por ejemplo, vamos siempre a una casita de unos músicos y cantamos para unas veinte personas -en cada gira voy-, y la emoción es la misma. No he sentido un momento más importante por el lugar, es más la gente, si está conectada. A veces, en un festival con mucho público no conectas tanto que cuando hay cuatro personas que están atentas mirándote.
Y si regresas otra vez ¿esperan en Cali tu regreso definitivo?
¡Ay! No lo sé, yo creo que no. Bueno, no se puede decir que no. Encuentro que Barcelona es mi ciudad, la tranquilidad que tengo aquí, a pesar de los momentos tan difíciles que se ve policía en todas partes donde nunca se veía. Estoy muy feliz acá, me encanta tener el mar y la montaña. Si tengo que volver a Colombia lo haré y estaré feliz, pero no es el plan.
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