domingo, 4 de diciembre de 2016

Surcamos con Bisbal 'Hijos del Mar', a bordo del Costa Mágica



Texto: Noelia Baldrich /Fotos Mireia Vicente






Barcelona, 2 diciembre. Zona portuaria. Control de aduanas. 10.30 am.

-“¿Ha experimentado Fiebre, mareos o malestar en las últimas 24 horas?”
–“No, no, solo cansancio tras una noche de mucha música”. 

Así superaba quien escribe el primer control portuario para embarcar en el Costa Mágica y asistir a la presentación del nuevo disco de David Bisbal, Hijos del Mar







La que sí venía mareada por las prisas era una compañera que, como es de suponer, no diría ni mu para no perderse una rueda de prensa tan atractiva. Tras superar un par de controles más –arco de seguridad y "huella" ocular- ascensores, 5a. planta, y Salón Salento. Unos carteles del cantante en tamaño real nos daban la bienvenida. 


Medio centenar de seguidoras entorno a la pista amenizaban con improvisados cánticos la espera.
El single “Antes que no, prefiero pensar que si se puede,” se acoplaba la mar de bien a algunas que por primera vez subían a bordo de un Love Boat. “No me lo puedo creer es la primera vez que subo a un crucero”, exclamaba entusiasmada una fan. Los medios se apostaban a la barra, expectantes porque pocas veces una presentación discográfica viene bañada con tanto esplendor y aires de asueto. 






Albert Einstein decía: “Si quieres obtener resultados diferentes, tienes que trabajar de forma distinta”. La cita aparece impresa en el álbum pero, claro está, que allí acomodados como turistas el trabajo resultaba diferente. Sobre la 13.15h, el cantante almeriense, con americana granate, aparecía ante la prensa para un rápido photocall e inmediatamente nos conducían al esplendoroso teatro. 


Comenzaba, ahora sí, a zapar Hijos del Mar. Mientras se nos hacia entrega del flamante disco, encapsulado en una carpeta ilustrada con la misma onda, el fastuoso teatro se quedaba a oscuras para sumergirnos en una presentación oceánica. Solo un azul cristalino, el la portada en los plasmas, iluminaba las tablas. El presentador lo anunciaba: “No vamos a vivir lo de siempre. Hoy zarpa una aventura que comenzó en un viaje y se va a transformar en una travesía” y, sin más retrasos, David Bisbal salía al escenario con americana... azul. 

 En pocos minutos nos daba a conocer la carta de navegación de Hijos del Mar. Fue “tour de composición” por, Francia, Reino Unido, Suecia, USA para crear un álbum totalmente innovador. “Valoro que cada proyecto resulte diferente” pero matizó “se trata de guardar la esencia y, al mismo tiempo, estar de actualidad musical”. En esos puertos bebió de otras aguas compositivas que enriquecieron enormemente la salinidad de su sur. Mi norte es tu sur. Sus buenos contactos,“no importa el saber sino tener el teléfono del que sabe”, le facilitaron una tripulación de productores de lo más ecléctica y transoceánica. Nombres como Jeeves (Bruno Mars) Pablo Cebrián (Manuel Carrasco) se unieron al de los suecos Andreas Öhrn y Martin Wiik para abrir rutas electrónicas y de tropical house. Un sonido oceánico que ha bautizado como "sonido 2017". Y aquí un inciso personal. Tras una primera inmersión en el disco, me atrevería a aventurar que lo que ha pretendido Bisbal es recrear la sensación de ingravidez y revitalizante del submanirismo (deporte que practica), porque suenan corrientes refrescantes, oxigenantes y húmedas. Cierro paréntesis. El por qué del título responde a su esencia: “Soy agua, en el agua me siento protegido, libre y se convierte para mí en un lugar de meditación, alejado del mundanal ruido”. Para la meditación de los temas el cantante contó que ha aprendido a forzar la inspiración y que se ha rodeado de grandes autores como Antonio Orozco, Pablo López y Vega, con la que ha compuesto la balada Lo tenga o no. Un tema tan emotivo que, en esta presentación en directo, el sentimiento le ahogó la letra. 



















“La emoción me ha podido, la verdad que sí” se disculpaba con la voz entrecortada y el agua en su mirada. Interpretó, además, el single y Duele demasiado, un grito por esa infancia detenida en ese mar de pies descalzos y de la que ha cedido los derechos autorales a Unicef. El videoclip recoge la sensibilidad de su alma: “Alzo la voz por nuestros niños, porque son todos nuestros, vivimos en el mismo mundo.” Miro la carpeta y ojeo el tracklist. En ese Camino a la verdad, hay Una palabra que baña el resto de los temas, “amor”. El tema Fue nuestro amor es "un salto mortal del corazón" pero también un desafío vocal. “Este disco presenta muchas complicidades técnicas y vocales. Hay canciones muy exigentes” revelaba. Como exigentes son las letras con mensajes en los que bucear. “Si el principio olvida el fin, que se acabó con un pretexto, Yo te enseñaré a olvidar”. Para que no se nos olvide, el autor de Corazón latino, recordó que este disco, con 10 cortes, es el principio de una travesía que a mediados del próximo año tiene otro desembarco, un segundo volumen con canciones nuevas. “La segunda parte todavía no está cerrada. Hasta el último día que vaya a fábrica no cerraré un proyecto musical”. Lo que sí están cerradas son algunas fechas de la gira, que anunció. Con un disco tan personal, en el que lleva “su casa a cuestas”, Almería, su tierra, es el puerto de salida, el 2 de junio. Seguirán Valencia, Barcelona, Zaragoza, Alicante.... Exaltación entre las fans de los clubes de México, Venezuela, Bélgica, Holanda e Italia que después de la rueda de prensa disfrutaron de un encuentro con su ídolo. Breve, en el Costa Mágica, pero de esta travesía musical ya no se bajan. Nosotros pisamos tierra y del mareo de mi compañera ni rastro. Tendrá razón Bisbal que “el agua es medicina, calma tu sed y cura tus heridas”. Somos Hijos del Mar (2016, Universal Music).



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