sábado, 18 de febrero de 2017

Fran Fernández: encefalograma sentimental





Texto: Noelia Baldrich / Fotos: Fran Fernández/Muriel Viba












"El mejor lugar de algunos sentimientos son las canciones” asegura este magnético cantautor granadino. Y es por lo que tiemblo al verle, porque el disco-libro que trae bajo el brazo, es un decir porque le avala buena discográfica- quiebra cualquier coraza y nos desviste el alma. Ya puedes ser un témpano de hielo que su directo te arroja a los acantilados de sus versos. Caballero de la prosa, trovador de lo urbano, palabra rutilante de voz propia que se cobija en un sentir hecho rima y arte. Sus canciones son llaves que abren mil puertas y es entonces a corazón abierto y desatados los sentimientos cuando caemos en la cuenta que su guerra sentimental es también la nuestra, más que él se propuso librarla con la voz alumbrada y la luz de su guitarra. “Todos tenemos alma de poeta también tú aunque no te lo creas” asegura. El granadino se lo creyó, y antes de los Veinte (2002) inicio su Travesía (2002) musical desde La tertulia donde tuvo que pagar con melodías de plata y tras la barra más de una deuda. Luego, se marchó de Granada y fue sangrando su dolor de cantautor desde cualquier lugar del mundo. Libertad, La Estación, Puerta Verde y el underground de Madrid fueron los refugios donde más discos ha vendido. Un Buenos Días (2004) cada día y al desconcierto de hacer de la prosa de la vida su cantautoría. Con el miedo en el cuerpo, su continuo estado de saudade y el Eco del tiempo (2009) ha ido derramando voz y melodías mientras hacía equilibrios con Funambulista en America Latina. Una Vorágine 2011, que dio lugar a Afectos secundarios (2013) y el afecto por el tapping y las 12 cuerdas . Llevamos ya relatados 15 años de viajes y canciones, y a estas alturas es la luz ámbar del Teatro Isabel la Católica de Granada la que lo alumbra. ¡Qué orgullo! para una madre que, por fin, tiene fe en el oficio de El arte de tocarte (2014). De acariciar la belleza, reternerla en un poema o en una canción y entregarla al presente en una fascinante Conexión. Una conexión que ahora siente a niveles que nunca imaginó con la publicación de este artístico disco libro. Agárrense el corazón porque es un asalto a todos los rincones de nuestro ser. Lo que llevamos dentro (2017, Sony Music) te desnuda sin previo aviso. Y como decía al inicio, ya tiemblo porque se me están clavando todas las palabras que ha sembrado en esta producción. "Fran Fernández, te digo que si te he visto antes no me acuerdo, pero cómo vistes al silencio y nos desvistes el alma no me olvido". 






(Fragmento en vídeo de la entrevista)




Si Somos ahora, ¿qué es lo que llevas dentro en este momento?
Lo que cada uno llevamos dentro es una sumas de "ahoras". Todos somos resultado de lo que hemos vivido. Entonces, lo que yo llevo dentro es, probablemente, lo que llevas tú también. Lo que me he atrevido es a ponerle el título al disco-libro Lo que llevamos dentro porque pienso que las canciones son un lugar común en el que nos encontramos todos, aún sin conocernos, y, precisamente, eso hace que al escucharlas es como si conocieras al autor porque, al fin y al cabo, está hablando de cosas que a todos no han sucedido. Lo que llevo dentro es lo que soy ahora y, sobre todo, lo que he sido y el desconcierto de qué puedo ser, de qué podemos ser todos.

Muchas horas de vuelo, muchos kilómetros para fotografiar el alma colectiva y alcanzar esta meta: cantar Lo que llevamos dentro todos.
Siempre he sido muy observador y en las canciones ha habido mucho de eso. Una canción es una fotografía en el tiempo, haces una fotografía de un momento sentimental, es como una fotografía del alma, un encefalograma sentimental. Es muy bonito porque te recuerda siempre quién eras en ese momento y, también, te recuerda, que cambiamos poco con el tiempo. Aprendemos cosas pero de tas cuenta que las cosas que sientes no puedes cambiarlas normalmente, ni siquiera te puedes adelantar. Cuando el amor entra en tu vida poco más puedes hacer que rendirte.

Tus canciones son un sentimiento devastador vertido en la cavidad de un verso, contenido por el dique de la melodía, que con la pulsión de tu voz, derrama un caudal de emociones oceánicas. 
Siempre he sido muy dramático en lo que escribo y muy intenso, porque escribo canciones cuando me pasan cosas intensas. Escribo desde un punto de vista de que no puedo contenerlo. Elijo mucho las palabras y cultivo mucho la forma de decirlas, pero el origen de una canción es un fogonazo y eso es incontrolable. Es muy bonito, además, porque esa fotografía en el tiempo se desborda, e inevitablemente hay que ponerle de alguna forma una frontera para poderla transmitir a los demás. 

Aplicas los versos de Huidobro: “Por qué cantáis la rosa, ¡oh! Poetas! Hacedla florecer en el poema”.
Para Huidobro lo que al poeta le pasaba daba igual, que lo importante era lo que sucedía en el poema. Ponía al arte, al creacionismo, como lo más importante. Tu vida no importa, importa el poema y, además, cuando decía que quería hacer florecer a la flor en el poema, ¡es que la flor puede no existir!, pero la estás creando en la composición. Siempre me ha parecido muy bonito, pero, si es cierto, que siempre he escrito sobre cosas que me pasan. Inevitablemente, tengo 35 años, y tengo que empezar a escribir sobre cosas que no me ocurren porque ya no me pasan cosas todo el día, o como me sucedían a los veinte. Pero todavía no lo consigo. Hacemos un retiro compositivo con Marwan, Funambulista y ellos escriben desde cualquier lugar (de la vecina del 5º y su historia...) yo todavía no lo consigo.





¿No has escrito ninguna canción sobre algo que no has vivido?
Estoy haciendo ahora una canción que habla de los refugiados, pero desde su punto de vista, como si yo lo fuese, en primera persona. Es la primera vez. Siempre he escrito desde mi yo y contando algo que me ha pasado. En algún momento tiene que cambiar, porque lo que llevamos dentro es lo que llevo dentro y lleva dentro cualquier persona. Creo que hay que situarse en la vida de otras personas.

Este disco-libro y tu ayuda a una ONG me ha situado en la vida de otro cantautor Pedro Sosa.
Sí, claro, lo conozco a Pedro Sosa. Es médico. Hemos coincidido en un certamen y tenemos bastantes amigos en común. Muy creativo su disco-libro. Coincidí con él la primera vez en Burgos, hace 15 años.

¿Ya has coincidido en concierto con Pedro Guerra?
Sí, sí, pero cantar juntos no lo hemos hecho nunca y ya va siendo hora. Hemos coincidido muchas veces y hemos tocado uno detrás de otro en algún evento. Pero ocurrirá.

Lo que ha ocurrido es que el disco-libro cabalga en su reedición con Sony Music, y con grandes jinetes de la canción: Carlos Goñi, Marwan, Fredi Leis, Edgar Oceransky y Miguel Inzunza.
Cada canción le pidió a uno de ellos. Todos son amigos y los admiro hace mucho tiempo. Nadie te va a entender le pidió a Fredi Leis, no podía haber otro tipo que la cantase; Siempre quiero verte nació porque en uno de esos retiros compositivos con Marwan me pidió que incluyese la canción y que quería cantarla conmigo. Oceransky e Inzunza, que son dos cantautores mexicanos que siempre me han abierto las puertas allí, tenían que estar. Allí está ella, con Oceransky, es muy su estilo, y Melancolía, muy Inzunza. Funambulista, en Nosotros elegimos. Son casualidades, cada canción se ha adaptado como un guante y todo tiene mucho sentido y forma.

¿Por qué fue el segundo tema el que cuajó con Carlos Goñi y no el primero que le mandaste?
Sobre todo, por sinceridad, porque él se sentía mejor con la segunda canción y que bien que lo dijese. La primera era más balada y esta es más Revólver. Déjame caer es más rock de autor.

Gracias a la producción de Pablo Cebrían “las canciones tienen lo que pedían” ¿qué necesitaban?
Cuando estaba grabando con Pablo Cebrían, estaban grabando con él Manuel Carrasco y Sergio Dalma, es un tipo que sabe darle a cada canción el instrumento que le pide y en el lugar apropiado. Una canción es algo muy complejo, tienes la responsabilidad de hacer de esa canción la mejor canción posible, llevarla a la dimensión sonora con más belleza y Pablo es un experto en eso. Se hizo muy bonito ese proceso.

Buscando la belleza ¿tienes la sensación de haber creado la canción perfecta?
No, no creo. Sí que probablemente tengo algunas canciones que serán las más importantes que he hecho en mi vida, pero espero que me queden otras por hacer que también sean las más importantes.


¿Cantautor 3.0?
Lo digo porque ahora todos tenemos la oportunidad de formarnos a través de internet -no puedes dar un concierto sino sabes tocar la guitarra- y, además, aprender a cantar y a escribir leyendo…Es decir, el cantautor debe saber cantar, tocar y escribir. Tres cosas que hacen lo hacen específico en este género y que genera un compromiso especial, sentimental con la gente que nos sigue. Desde que empecé se va sumando gente a mi viaje, las redes sociales es un buen ejemplo, cada vez tienes más seguidores. 



Tocando una guitarra de 12 cuerdas con tapping
En el proceso de búsqueda de una voz propia una de las cosas más complicadas es encontrar una forma personal de hacer las cosas. Encontré una guitarra de 12 cuerdas en Granada, la compré ,y se fue adueñando de mí. Cambié la afinación un poco, luego más, y me di cuenta que las frecuencias que estaba consiguiendo estaban conectando mucho conmigo y la forma como entiendo yo las canciones, la atmósfera que quiero crear. Agregué unas técnicas de guitarra diferentes propia de la eléctrica. Me hizo crear un universo personal donde dar vida a mis composiciones.

¿Un seis de enero regalarías un guitarra a un hijo, con las consecuencias que puede acarrear?
Emm… si a mí me la regalaron, sí, debería. De, hecho, me la regalaron con malas notas para motivarme. Toda una buena onda de mis padres y creo que hicieron bien. Dentro de todo, piensan "si se hubiera licenciado en derecho no sabemos si tendría trabajo, y ahora sí tiene”. Es bonito, siguen todo el proceso creativo y evolutivo de mi música. Entonces, sí, regalaría una guitarra. Precisamente, hablando en una entrevista con Carlos Goñi, le decía que él, junto a Sílvio Rodríguez y Pedro Guerra, eran los culpables que yo hiciera canciones y me decía “no sé si quiero ser el culpable”. Porque se pasaba muy mal también. Yo no creo que lo haya pasado mal aunque ha sido muy duro muchas veces, pero cuando haces lo que quieres aunque la vida no te recompense siempre también te sientes feliz. Una de las cosas más importantes que he aprendido es disfrutar del proceso, de estar haciendo lo que quieres.

Quien habrá sufrido más es tu madre, aunque respire ya más tranquila.
Seguro. Mi madre cuando no me pagaban decía “¿¡por qué vas!?”, y si me pagaban “¡a ver si te lo gastas!”. Siempre hay un problema, ja, ja. Cómo le explicas a una madre que te vas un mes a Argentina y que, probablemente, vengas sin dinero. ¡Te vas un mes de gira a Argentina!, ese es el premio, ese es el pago. Pero eso ella no… “¿¡A Argentina, a México!? ¡Uy! ¡Con lo peligroso que es! Mándame una foto del hotel…”

De no haberte regalado esa guitarra ¿qué alegría le hubieras dado?
Pues, supongo que hubiera sido profesor de música. Esa guitarra, en ese momento, fue la mejor guitarra del mundo a la que o no hubiera aspirado nunca, valía 30 mil pesetas, era un guitarrón. Creo que de igual manera hubiera hecho canciones que no hubieran sido escuchadas. 

Tu hermano también toca la guitarra.
Es guitarrista pero es más formal, tiene su novia hace muchos años… está ahí muy estable. Es guitarrista de otros proyectos, no propio en el que se tenga que buscar la vida. Con sueldo fijo.

¿Por qué siempre componéis con el corazón en llamas o en ascuas?
Porque cuando no se está dolido e intensamente afectado no necesitas escribir. Entendiendo que música viene del concepto de las musas, eso significaría que algo que no tiene una inspiración real no sería música. Hay una canción que dedico a esa gente que componía canciones y que lo dejó porque ya estaban bien, estables, no tenían nada que contar. Cuando llegué a Madrid, con veinte años, con Marwan, Luis Ramiro, Luis Quintana..., eramos cien y hemos quedado cinco. Casi todos se han quedado con sus trabajos, tener hijos… Nosotros estamos aquí, ha sido duro, pero lo estamos consiguiendo. Seguimos escribiendo canciones desde un punto de vista muy intenso, con el corazón en llamas, porque, además, creo, que merece la pena escribirlo. 

¿Con 35 años me niego a creer que has estado en todos los lados del amor?
(Risas). Bueno, es que hay tres lados grandes: la luz, la penumbra y la oscuridad, y en una relación suele haber las tres. La luz cuando ella aparece, la penumbra cuando no se sabe lo que pasa y la oscuridad cuando se termina. Dentro de este espectro hay muchas formas de sentirlo, son lados dentro de esos tres lados. Creo que esos tres grandes estados ya los ha experimentado un chico de 17 años, ya se ha deslumbrado, ha dicho “qué pasa” y, también, ha visto el universo caerse en pedazos de lo que creía que iba para ser para siempre.

Pero siempre nos va a sorprender el amor.
Por suerte sí, claro, además, sigo pensando que el mejor amor debe ser el último, aunque no hay ninguno como el primero. El amor debe evolucionar y dentro de uno evoluciona y debe entenderlo más. Se trata de una formación sentimental que tenemos que tener.

“Qué pronto se canta y qué lento se marcha”, y ¿cuánto tardas en darle forma en una canción?
Depende, la canción que estoy haciendo ahora sobre los refugiados llevo en ella un año y medio. Habla, también, de cómo los que tienen el poder no hacen nada, y qué podemos hacer los que, teóricamente, no podemos hacer nada. Sin embargo, otras como Nadie te va a entender, la empecé en Menorca, la seguí en Granada y la terminé en Madrid. Los procesos creativos cambian, pero el esqueleto de la canción lo hago relativamente rápido, pero luego trabajo mucho en ello.

Madrid, México, Barcelona era el orden del ranking de las ciudades que más te escuchan, ¿sigue igual?
Creo que está México, Madrid y Barcelona. Hoy es la primera vez que lleno en Barcelona y tengo muchas ganas de empezar ya a dar un vuelo.



Un vuelo en el que compones, también, para los refugiados.
Estamos preparando un disco benéfico con la ONG SED, lo está produciendo David San José, hijo de Víctor Manuel, aparecen Rosalén, Bebe, Javier Alvarez, Pedro Guerra, Víctor Manuel, Ana Belén, Pasión Vega… Mucha gente, muy buena y muy conocida para dar eco. Por eso hemos ido hace tres semanas a Ghana y hemos visto toda la labor que están haciendo, colegios, infraestructuras…Por primera vez, he podido ver que una ONG ayuda en serio, siempre tenemos dudas. Lo he visto, es cierto, se está haciendo, se está ayudando a la gente. Se está arreglando el mundo de alguna forma, porque es el mundo de ellos y de cada persona. Hubo una frase de un miembro de SED que dijo “Queremos cambiar el mundo”. –“¿En serio?” –“Sí”. Y es cierto, lo están cambiando y, lo que podamos hacer hay que hacerlo. El disco se presentará en mayo, en Madrid, para miles de personas. Pinta muy bien.

Pinta muy bien tener una discográfica como Sony que paga tus deudas.
Ja, ja, no sé si va a llegar para pagar las deudas. Yo vivo de los conciertos y de la venta de los discos en los conciertos, pero se supone que mi economía mejorará, pero no lo sé, nunca he estado con una multinacional. Pienso que mis canciones están hechas, que tengo un público que me sigue, y ojalá Sony me ayude a crecer.

En este crecimiento ¿podrías traicionar tus ideales o cambiar tu discurso?
Pues, no creo que a mi edad vaya a cambiar eso, si me pillan con veinte años, me cortan el pelo, me cambian la ropa, pero ahora no creo que sea posible.

Tengo la sensación que los autores sois Gigantes con miedo, ¿por qué no andáis planeando un asalto para que se os escuche en las radios? 
Fíjate. Cuando a mí la vida me motivó a hacer canciones Ismael Serrano estaba sonando en la radio y Pedro Guerra, Rosana y Javier Álvarez en Los40 Principales. ¿Quién decide eso? Yo no lo sé. Los que lo deciden son gente que no está relacionada con la música sino con la economía, entonces ¿qué hacemos?

Pero si todos tenemos alma de poeta, el gran público aprecia la canción de autor.
No sé, también hay mucho prejuicio, hay gente que ve alguien solo con guitarra y se piensa que se va aburrir. Hay mucha gente que concibe la música como un ocio para despejarse y olvidar cuando sale del trabajo, y resulta que la canción de autor no va a despejarte, te va a emocionar, y a lo mejor la gente no quiere emocionarse, ya tiene bastantes emociones en su vida. No lo sé. Pero yo no me siento cantautor para minorías.

Javier Ruibal se negaba al hecho de someter a la población adulta a música de párvulo y a ser encasillado “canción de culto”.
Las palabras de mi mánager han sido: “No queremos que tengas una carrera independiente, hay que meterte ahí dentro, que te escuche todo el mundo”. Y es lo que quiero, sonar en Cadena 100, estar ahí.  
Asociaros y planear un asalto colectivo.
Nos ayudamos muchísimo. De hecho, creo que más que en otros géneros. Me ido de gira Con Marwan a México, y de las primeras veces que fui canté ya para cuatrocientas personas filtrando canciones de autor. He cantado con él muchas veces. He abierto conciertos hasta de Manuel Carrasco. Hay mucho compañerismo.

Aunque te instales en la Melancolía, ¿Cuáles son tus sueños?Siempre he pensado que tienen que ser pequeños para ir consiguiéndolos, y en cuanto lo consigues ya has pensado en el siguiente. La felicidad hay que tocarla pero un poco solo. Disfrutar más del camino hacia la felicidad más que de la felicidad en sí. He sido feliz muchas veces a pesar de muchas cosas. Mi sueño ahora es llenar Galileo Galilei, el sábado 8 de abril, y cuando lo consiga piense, probablemente, hacer Joy Eslava. No es un sentido económico sino emocional, que mis canciones funcionan. Llevo 18 en esto, y he tocado en muchos lugares, en lugares perdidos de Argentina, Chile, México, algunos se han llenado más que en España.



¿Crees en el destino?
Si todo esta escrito/ léelo conmigo,/ y si nada está escrito/ yo lo escribo contigo./ No creo en el destino,/ por eso fui a buscarte.” No lo sé, y, como no lo sé, haré por crear el mejor destino posible.

Escribir una hoja en blanco ¿es tentación del diablo o sesión psicológica?.
Es una terapia. La música y el arte nacen para sentir lo mejor con el corazón. No me enfrento a la hoja en blanco, es mi aliada. No es que llega la hoja en blanco y diga “bueno ¿¡a ver qué hago contigo!?” Si me encuentro con la hoja en blanco es porque vengo con algo en la cabeza y la necesito.

La portada, -una captura- tiene aire de juglar, ¿qué recuerdas de tu época tocando en el metro?
Recuerdo sentirme muy feliz. Cantaba de 7 de la mañana a 9, cuando todo el mundo iba al trabajo. Sentirme muy pleno porque cantaba mi canción y la gente compraba el disco. La portada fue una captura de imagen y se me ve abriendo la guitarra para tocar... me gustan mucho estos colores, el ámbar y el ocre, es muy sentimental. 

¿Y de cantar ante millones de personas en Tú si que vales?
Fueron tres millones. Por primera vez entraba en las casas de la gente en lugar de que tuvieran que encontrarme a mí de casualidad, ya fuera en el metro o un garito tocando. Fue muy bonito, recibí mensajes de todo el mundo, desde niños de cinco años hasta abuelos. Y fue emocionante porque muchos me contaron que se reunieron delante de la televisión todos juntos identificados en el proceso de ilusión de alguien que llevaba muchos años haciendo algo y que por fin funcionaba. Se le daba un momento de atención. Fui famoso un mes, no es algo que crea que esté bien la fama por la fama.

Preguntas que te suenan porque las cantas con Edgar Oceansky en Ahí está ella. ¿Te imaginas tu mujer definitiva?
No, sería injusto, que me sorprenda.

¿Qué te roba el sueño?
Duermo bien. Tal vez, que la semana que viene imparto en Madrid un curso sobre procesos creativos, me quita un poco el sueño estar a la altura, pero me estoy preparando.

¿Qué opinas de la muerte?
Es una pena pero supongo que es necesaria.

¿Dónde crees que está Dios?
En todos los lados y en la gente que quieres y te hace feliz.

¿Cuáles son tus tinieblas y cómo te sostienes?
Mis tinieblas, supongo que los fantasmas de que no funcione lo que hago. Y me sostengo pensando que va a funcionar.

De cosecha propia ¿Qué te toca los bemoles?
La gente que habla sin saber, la que atenta al silencio. Los prejuicios.

Cuestiones algo densas, ¿mejor nos instalamos en “No demos tiempo a la vida para pensar”?
Creo que es mejor no darle tiempo a la vida para pensar, piensa un poco pero, de todos es sabido que cuando más piensas te pueden salir fantasmas donde no los hay.

"La vida nueva es como un verso al revés", escribía Sílvio Rodríguez, así que le he dado la vuelta a tu Epílogo. "Ahora los planes se controlan y las expectativas van cambiando".
Yo no me siento controlado por la discográfica. Siempre manifesté que necesitaba alguien que trabaje conmigo, no para mí, que me ayude, y me impulse. Ojalá que la infraestructura que estamos creando nos ayude a todos a crecer.




¿Tatuajes?
Vorágine, el título de uno de mis discos, testigo de una fase de mi vida y de vivir las cosas con mucha intensidad, una especie de caos sentimental, y, un Ave Fénix entre azteca y maya que tiene que ver cuando las cosas no han ido bien ya irán mejor, el ave que renace de sus cenizas. Lo he visto muchas veces cuando toco y me recuerda que todo irá mejor.


¿Supersticioso?
No, pero no paso por debajo de una escalera y si puedo evitar pasar por debajo de un andamio, también. Y el disco que tiene 13 canciones le he puesto 12+1.

Concretemos ¿qué hay en Lo que llevamos dentro?
Hay intensidad, hay drama, hay felicidad, todos los lados del amor, hay lugares comunes de toda la gente que siente cosas, todos somos creadores, la vida es una canción de alguna forma. Lo definirá como un punto de encuentro a través de la música. 




De este punto de encuentro entre tú y yo espero que quede una canción.
Es muy probable.



www.franfernandez.com

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